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1aba.
á
suponer eqni ·1oca la de-
creacla, no se
<lc~ 1nmbra
por
Jacion, qne ,·errlaclera: el nom-
los artificios del error, el qu
bre, repito, del autor,
y
sn
por-
per accidens
es util,
ya
por
la
te en estos últimos tiempos....
razon de
]a
prueb~,
ya
por ]a
la caridad cristiana..... ¡qué con-
del
~jercicio,
como enseila
mi
g~ja
para mí corazon! Entre Angélico :Maestro
[
2.
~
2:r:.
el mar de perplejiclades tantas,
quest.
11,
nrt. 3, ad 2.] El
me resuel\'e
á
leerla la obedien-
cri tiano sí que es nn verJade–
cia:
la
encuentro sin aproba-
ro sabio, porquo en la ley de
cion alguna,
y
ni .aun· el permi- - Dios, que ha estudiado, está
so del Señor Vicario Capitular
esa sabiduría que hace doctos
á
quien se dedica;
y
esto, si ll)e
aun
á
los pequeños.
E
tas con–
-la hace sospechosa, tambien
sicleraciones me alientan, reco–
me obliga
á
formar ideas funes-
bro el ánimo,
y
·el precepto sn–
ta.s. Paso al motÍ\'O de escri-
perio1• de
U. S. l'.
que tan dig–
birla:
y
anuque no sé qué espe- · I?amente
111e
recomienda el
)'anza me lisongeaba de ser fal-
amor
á
la religion santa que
sala c·alnmnia, se desalientan
profeso, me· deciden
-a
entrar
mis deseos, al ver que su
es~ti-
en la mas cletenida lectura de
lo, método
y
encadenamiento,
la
obra.
En
ella no veo,
ni'
en·
no exhala aquel aire puro, ó
cuentro enemigo alguno firme
mejor diré, aquella santa
un-
en puesto de batalla. Asoma,
ci_on que se deja: percibir de la hace sus escaramuzas; pero
virtud
y
penitencia. Recorda-
luego se esconde, se retira,
y
bala
Yivacid~d
y
natural fue- - como que se contradice: insiste
go del
autor~
y
no podía dejar
una
y
otrás veces,
y
su
empeño
de confesar, que es inconcuso
parece qüe se dirije
á
sostene.1·
universal sentir, que los libros
.}a autorida1 de los Co.ncilios
son natnraies hijos de los eth
supra
-
Papam,
y
luego · como
tendimientos de sus autores en
que propone capitular, pero con
su gen'eracion , fonnacion
y
ventaja.
Y
a se separa de la
paTto.
confesíon de la Iglesia
~obre
su
El cristiano percibe siempre
disciplina, y aun sobre sus d<;>i'–
el ruido de los nrrollos puros, mas,
y
desnuda de toda su ano::
del aire siempre fresco,
y
de los
toridad al Vicario de
J.
C.; ya
dnlces zéfiros que soplan la fé,
sigue caprichosamente la filo–
la
religion
y
la snna moral del
sofia de los novadores. En tal
Evangelio, por
mas
que se pre-
apuro bien merecía decirsf'le:
tendan disfrazar
COII
c..
tndio-
¿
Usqur>J]Uo
claudicatis
in
duas
sas antilogías,
y
íioriclas como
pr.t1'tf·s?
Si Domirzus e$t Deus,
escogidas frases de la docuen·
sPqu 'mini eum:
si
aulem
Ba'.ll,
cía humana.
L~
ciP-ncia ch..
J
sPaw mini i/Lum.
La misma cari–
cristiano sit·Il<llJ!"e
d i\'in a,
como
d·
~1
de N. S.
J.
C. qne nos nne
emanada de la Sabh.b.uia in-
a todos uuestros herma.uos, me