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de . u
ett~rJ:1a
predestinacion;
branc1ose diariamente eontra el
porque ciertamente ningnn sa- Bien!techor por excelencia del
crificio mas grato, ni mas es-
género humano, CRISTO
J
ES
s
piatorio, que el de nuestro a tnor En estos dias peligrosos, él
pr0pio, unido al sacriticio infi-
aguardaba, que
despue~
de ha–
nito de nuestro adorable
y
ama-
berle colmado de beneficio , U.
ble Salvador.
:Me ha ocurrido
siquiera a] terminar su carrera.,
un pensamie
nto tierno
y
tocan-
cai11bianclo de uniforme, seco–
te, para el
cora1.onbastante
locára con un ánimo irnpertér–
sensible del
Sr. Vidanrre.
rito
a
su lado, ó mas bien,
sa
~Cuando
Julio Cesar en
interpusiera entre ese · divino
medio del Senado, en ese di a de
corazon, y los dardos
asP~tados
luto para Roma, vió mudadas
contra él.
¡Qné sentimientQ
1as manos de los Senadores en
podra igualarse al de ese ama–
manos parricidas; cuando se
ble Salvador! Cuando al verl•
halló rodeado de asesinos, ves-
al pié de los Altares, en postu–
tidos de toga; cuando sintió los
ra de suplicante, pueda df'cirle
primer<i>S golpes con que aten-
como Cesar
á
Bruto:
¿y
tu tam:–
taban
á
sn vida; esa grande al-
bien hijo
mio?~
··
ma qne babia rleciGlido de los
Señor Illmo.: pongo por tes·
mas
fieros
combates, no
le
tigo
al
Cielo segunda vez,
y
abandona: entónces, él piensa
pongo por testigo al Sacerdote
defenderse, cercado de esa hor-
que se ha dignado prAstarse
á
riblo conjnracion. Pero cuando
poner en limpio mi borrador,
mira cerca rle sí,_con el puñal
que estando durmiendo la síes·
levantado á Bruto,
a
quien ha·
ta, recordé diciéndole: creia ea
bia colmado de beneficios;
a
sueños estar leyendo al Conci–
ese grande bruto, mas de cora-
lio de Trento,
y
como que se
zon qu de nombre, entónces me mandaba leer la sesion diez
sea de indignacion, sea de de-
y ocho. Me levanté al punto,
saliento, el Cesar cree quP ya
~,
le elije: Veamos de qué tratá
nada tiene que
a~uardar
ep
la
esta sesion. Nos penetramos
tiGr-ra;
y
dirigiéndole sus
ójos y
ambos de un asombro religioso,
&-n
palabra, le dice:
¿y
Lú
{a.m-
al ~
encontrar que se trata en
hirm
hijo mio?
Se envqelve el
ella de }os malos libros
y
dP. su
sPmbJante <;on su púrpura.
y
se
censura.
De~adP.
ese momPúto
de-ja degollar como u
naoveja. me persuadí, que ese Dio& que
¡Ah Sr. Virlaurre!
U.
1.if'ue mas
nada hace
Pn
vano, queria qne
erl.ad,mas conocimi
Pntos de
yo tenninara }a mia, por donde
mundo que yo; U. ve la secre-
termina la sesion diez
y
ocho.
ta
y
espantosa conjuracion ar-
Dice ' así:
-"Y
por cuanto
el
macla por toda la tierra; esas
,,mismo Santo Concilio de&ea
leagnns
~)ani éirlas·
.
mas fata-
,,]ntimamente.
y
pide con efica·
les que todos los puñales, vi·
,cia
á
Dios todo cuanto con-