UAPÍTULO FINAL
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se encuentren comprobadas por la piedad de los que la habi–
tan, porque la mayor parte de los frailed llevan una vida
tan licenciosa, que hasta los superiores
y
provinciales sacan
de los conventos que gobiernan, sumas considerables para
atender a los gastos de una virla mundana,
y,
algunas ve–
ces, tan públicamente estragada, que no se hacen esfuerzo
alguno en confesar los hijos que así tienen
y
de conservar
a su lado tan auténticos testimonios de su disolucion, a
quienes a menudo dejan por herencia el hábito que car–
gan: lo que se estiende a veces a mas de una jeneracion,
si debe prestarse asenso a lo que me han dicho allí mismo.
"·Las monjas, con escepcion de tres o cuatro monaste–
rios, solo guardan la mera apariencia de clausura que de–
ben, porque en vez de vivir en la pobreza comun de que
hacen voto, viven en particular
y
a sus espensas, con gran
séquito de domésticas, esclavas, negras
y
mulatas, que les
sirven en la verja de terceras en sus galanterías.
. "No se puede hablar de la vida del uno o del otro sexo,
sin aplicarles estas palabras de San Pablo,
tollens ·me1nbra
Christi faciam membra rrneretricis.
11 56
Los célebres marinos españoles, Jorje Juan
i
Antonio
de Ulloa, que visitaron el vireinato veinte años mas tar–
de, refieren sobre este particular pormenores decisivos.
"Entre los vicios que reinan en el Perú, el concubinaje,
como mas escandaloso
y
mas
j~neral,
deberá tener la pri–
macía. Todos estan comprendidos en él, europeos, criollos,
solteros, casados, eclesiásticos, seculares
y
regulares . . La
libertad con que viven las relijiosas en aquellos paises es
tal que ellas mismas abren las puertas al desórden. En las
ciudades grandes, la 1nayor parte de ellas viven fuera de
los conventos, en casas particulares. . . .. Lo mismo suce–
de en las ciudades pequeñas, en las villas o en los asientos:
los conventos estan sin clausura, y así viven los relijiosos
en ellos con sus cuncubinas dentro de las celdas, como
aquellos que las mantienen en sus casas particulares, irrü–
taudo exactamente a los hombres casados .... Ademas de
lo referido, es tan poco o tan ninguno el cuidado que po–
nen estos sujetos en disimular esta
conduct~,
que parece
56.
Relation du voyage
de
laMer du .Sud,
paj.
208,
París,
1732,4.
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TOMO II
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