CAPÍTULO XXI
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Haba enojada; que exijia que no rezasen el credo, porque
decia que habia de reventar al oirlo; que tenia un Ecce Ho–
rno, al cual llamaba Pepito, i le encendia luces
i
cuando
estaba disgustada con su amante le daba de bofetadas
i
le decia que era un perro Pepito, metiéndole coca en la
boca para el efecto de sus maleficios; que en varias ocasiones
habia hecho bailar un huevo
i
unas tijeras, etc. Reducida
a prision i habiendo negado los hechos que se le imputa–
ban, fué votada a tormento, que se le aplicó hasta la ter–
cera vuelta de mancuerda, sin que confesase cosa alguna;
siendo condenada a salir en un auto particular de fe, que
tuvo lugar en la capilla de San Pedro Mártir, el 15 de
dicien1bre de 1709.
Alejandro de Vargas, mestizo, de Cajan1arca, vecino de
Lima, de treinta i tres años, labrador, denunciado por
brujo i curandero, se presentó espontáneamente al Tribu–
nal,. diciendo que curaba mediante los maleficios i bruje–
rías de una· piedra pequeña, larga i lisa, de color negro,
que llamaba uanchico," con la cual refregaba la parte en–
ferma, aplicando juntamente unturas de sebo de macho,
que · se esponjaba en la m.ano al tien1po que iba diciendo
11en el nombre de San Pedro i-San Pablo, de tí me valgo,"
i en dando vueltas la piedra, cuando caia al suelo, era se–
ñal de estar maleficiada la persona por quien se hacia la
~eren1onia,
i que esta piedr
a sela habia comprado a un
indio en veinte pesos, al ver l.as curaciones que ejecutaba
con ella sacando del cuerpo de ·los enfermos gusanos
i.
otras sabandijas.
Despues de relatar largamente los maravillosos efectos
que habia esperimentado en sí mismo con tales artes, mas
tarde se delató de que todo era invencion suya, pues lle·
vaba de antemano preparadas todas las cosas que decia
despues haber estraido del cuerpo de los pacientes; i por
hallarse gravemente enfermo del m'al de bubas, fué sacado
de la prision i trasladado a un hospital para que fuese
puesto en cura, para ser despues llevado nuevamente a la
cárcel
i
recibir tormento, 11segun estilo del Santo Oficio,
y
dada la primera vuelta, dijo que tenia confesada la ver·
dad
y
no otra cosa,
y
cesó el tormento." El11 de diciem–
bre de 1709 salió en auto particular, con sambenito de