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LA INQUISICION DE LIMA
que ya habia paces entre Francia y España,
y
que se fue–
se a España
y
que lo conseguiria facilmente;
y
el dicho
señor Virey no le concedió licencia para ir ni salir de su
casa, ántes le dió el salario
y
curacion del hospital de mi
señora Santa Ana, y le ayudó a incorporarse de dotor en
esta Universidad,
y
despues le pidió licencia para ir a los
piés de Su Santidad
y
fundar un horden, que habia de
llamar de los christianos,
v
le mostró las constitu–
ciones (de que se puso una c¿'pia en la causa), cuyo ins–
tituto habia de ser curar por Dios y de balde a todo
p1-óximo, gentiles, judíos
y
moros, hereges, católicos,
y
en
especial a los pobres, co1no doctrina -de Christo y sus
apóstoles, que así lo hicieron, combertiendo por este medio
mas gentes que con la predicacion, y
martiTÚJ/Jn et vir–
·trus ex illo exibat et sanabat omnes;
pareciéndole que todas
las naciones admitieran esta religion, por llevarles salud
y
en todas habria noticia de la ley christiana,
y
en ellas
seria alabado Dios nuestro Señor,
y
podría ser n1edio para
que fuese
runrus pastor et
~tnrus
obile,
y
éste lo ha visto en
la esperiencia, en diversidad de tantas naciones, que esti–
man 1nas un n1édico o un .cirujano que a los religiosos y
sacerdotes; siendo así que en la yglesia de Dios, falta este
instituto de la curaciori de balde, estando imitados los
dernas de pobreza
.y
predicacion, etc., y se hallará en sus
papeles escrito este instituto
y
las ra<;ones de precepto de
Christo:
crurate infirmos gratis á.cepistis gratis dater su–
per egros 1nanrus imponens et bene habebrunt
(sic);
y
San
Barttolomé con1birtió a un rey y reyno, curando al hijo
del rey, sin querer recibir la paga; y habiéndolo entendido
el Conde de Santisteban, por 1nenor, leyéndole en presen–
cia del padre Bartolomé Onesia y del padre Saavedra,
que dieron parecer ser inspirado del Espíritu Santo,
y
que
le amparase su Excelencia, porque no le pidiese Dios
quenta de ello; el Conde ·tomó a su cuidado favorecer este
negocio,
y
escribió a su Santidad y a algunos señores car–
denales, y al embaxador de España, de que se guarda res–
puesta,
y
le dijo que no era necessario su viage a Roma,
y
le permitió vestirse de hábito clerical, por la mayor de–
cencia; vino cédula del Consejo de Indias, negando la
fundacion
y
resolucion de ella, de haber escrito a Roma