CAPÍTULO XVII
107
por la curiosidad de varias y famosas pinturas, de que
está siempre adornada, y reja de ébano, que divide el
cuerpo del altar mayor, obra de los señores que oy viven,
y
donde oyen nlisa todos los dias, y se les predica las
quares1nas, acudiendo a este ministerio los mejores pre–
dicadores del reino,
y
donde de ordinario se hacen autos ·
particulares, que pudieran ser generales en otras partes.
Para adorno, pues, de las puertas, se guarnecieron con cla–
vazon de bronce, y el ruido que se hizo al clavarlas les
dió tanto en qué entender a los judíos, que con notables
estratajemas se trataron de comunicar, como lo hicieron,
diciendo: ya se llega la hora en que se nos ha de seguir
algun gran daño, que nos está aparejado, no ay sino re–
voquemos nuestras confes.siones,
y
con ésto retardaremos
el auto,
y
para mejor traigan1os muchos cristianos viejos
a estas prisiones, y abrá perdon jeneral,
y
podrá ser nos
escapemos. Assí lo hicieron, qué fue la causa de que du–
rase tanto tiempo la liquidacion de la verdad.
nEl mismo dia, pues,
y
a la misma hora llevó el mismo
recaudo a la Real Audiencia, Martin Diaz de Contreras,
secretario mas antiguo de la Inquisicion, a tiempo que los
señores della baxaban del dosel, y como católicos caba–
lleros, consejeros del Grande Felipe, 1náximo en dar hon–
ras al Tribunal del Santo Oficio: recibieron el recaudo en
pié a la puerta de la sala, con toda cortesía,
mandand~
cubrir al Secretario, y hablándole de merced. Al Cabildo
Eclesiástico en sede vacante, llevó el aviso Pedro Ossorio
del Odio, recetor
je~eral
del Santo Oficio. Al Cabido Se–
glar, el secretario Pedro de Quiros Arguello. A los Prela–
dos de S. Domingo, S. Francisco, S. Agustin, Nuestra Se–
ñora de las Mercedes, de la Observancia y Recolecciones,
Compañía d'e JESUS, y a los de San Juan de Dios, Martin
de Vargas, nuncio. A la Universidad, el doctor D. Anto–
nio de San
~1:jguel
y Solier, abogado del Fisco
y
pressos
de la Inquisicion, catredático de Prima de Cánones,
y
vecino encomendero deste Reyno, y dias despues al Con–
sulado.
nEl Excelentísimo señor Virey, con1o christianísimo
príncipe
y
en todo cabal gobernador, embió respuesta a