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CAPiTULO XVIII
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que dél hicieron
y
perseverantes de sí, no solo en las au–
diencias particulares, sino en los torn1entos que por va–
rios
y
revocantes se les han dado
in caJJUt alienum.
Por
los mismos pasos ha corrido la causa de Santiago del Cas–
tillo, natural de San Vicente de la Varquera, en. las mon–
tañas, a quien testificaron otros tres testigos, los dos
contestes de un acto
y
de otros singulares,
y
el otro de
acto particular: revocaron en la prosecucion de la causa
todos, ántes
y
despues de avelles dado tormento, con que
salió
Ji
bre en
23
de octubre de
637
. . .
Uno de los testi–
g~os
llamado Luis de I.iirna, de los principales autores de
las ' revocaciones y sumamente dañoso, está condenado a
relajar, ansí por la pena del talion, como por vario, dimi–
nuto
y
revocante, ficto, simulado, impenitente, de muchos
, que actualmente le testifican: háse ratificado muchas ve–
ces en su dichos ántes del tormento, en él,
y
despues de
él, y luego ha vuelto a revocar, aunque no de sí, con que
de acuerdo de toda la consulta, tuvo la. sentencia referida.
La misma libertad han tenido Pedro de Soria Arcilla,
Andres Muñoz, sastre, Francisco Sotelo, Antonio de los
Santos, Ambrosio de Morales, Jorge de Avila ....
y
la
causa de Manuel García Matamoros se suspendió. Las de–
mas se van siguiendo,
y
muchas de ellas están sentencia–
das
y
otras conclusas, de que se envia relacional Consejo,
con que se dispone la celebridad del auto para ántes de ·
Navidad, con el favor divino: el qual estuviera mucho ha
fenecido, si las comunicaciones de cárceles tan perniciosas
al buen progreso, no lo vinieran estorvando
y
dado mo–
tivo a las revocaciones, que los mas de los presos hicieron,
pareciéndoles que con la dilacion
y
hacer la cosa imposi–
ble, 1nejoraban su
cau~a,
n1etiéndola a barata
y
llegaría en
tanto perdon general de su San tidad
y
Magestad Real.
Así se ha colegido de las declaraciones de muchos reos,
y
, que de intento ponian unos a otros a las testificaciones
verdaderas, muchas falsas, para confundir lo que era cier–
to con lo mentiroso, que no dexan tra<;a que no intenten,
ni
mali~ia
que no alcancen. Fuera de los presos, hay otros
muchos testificados en esta ciudad
y
reyno, que no son de
la nacion portuguesa, contra quienes no se procede, aten–
diendo a la advertencia de Vuestra Alteza
y
a la flaque-
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