CAPÍTULO
III
Dos canónigos de la Catedral de Lima son aprehendidos
i
castigados.–
Primeros trabajos . - Dificultades para nombrar comisarios.-Los
detenidos en las cárceles comienzan a enfermarse.-Empeños· para
obtener algunos puestos.-R.encillas entre los ministros del
Tri~unal.
Desde que el Tribunal inició sus tareas, comenzóse a
trabajar seis i hasta siete horas al dia.
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Apéna.s se habia
leido el edicto, cuando se decretaban algunas prisiones con–
tra algunos casados dos veces, blasfemos,
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e por palabras
mal sonantes, dichas con demasiada libertad," que se rea–
lizaron con tal sijilo, que Alcedo constataba ·con profunda
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satisfaccion que en un dia en que habian tenido lugar
tres, de personas ude cuenta, use habia hecho todo en dos
horas, usin que el uno supiera del otro.
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A
poco andar,
el secretario .Arrieta escribía·al Inquisidor jeneral, que Li–
ma
i
el reino todo estaba lleno de gran cantidad de confe–
sos i de hijos i nietos de reconciliados, 11que certifico a U.
S.,
espresaba, que respeto de los pocos españoles que hay
en estas partes, hay dos veces mas confesos que en Espa-
"'
3
na.,,
Fué de los primeros denunciados el licenciado Juan
Alvarez, médico, natural de Zafra, su · cuñado Alonso Al–
varez, uy su n1uger, hijos y casa" sobre cosas i ceremonias
ele la lei de Moises.
Por el mes de febrero, fueron acusados
i
testificados el
licenciado J erónin1o Lopez Guarnido, abogado de la Au-
l.
Carta
de Alcedo de
11
de junio de
1570.
2.
ld.
de
12
Je junio de
1570.
3.
Id.
de
7
de febrero del mismo año.