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CAPÍTULO

III

35

que el reo oyese la misa mayor que se dixese en la ,Iglesia

mayor de esta ciudad, un dia de fiesta, en forma de pe–

nitente, y con una mordaza,- y allí se le lea su sentencia,

y se le den docientos azotes y se vaya con su muger. No–

tificósele la sentencia en el Tribunal

y

apelló de ella,

y

vuelto a ver el negocio en consulta, se confirmó lo votado

y

se leyó la sentencia, la qual está firmada del Inquisidor

Cerezuela solo, en la Iglesia mayor,

y

oyó la misa a

21

de

henero de

1571,

y luego otro día se executaron los azo–

tes.

11Arias Bello, natural de Tavira, en el Algarbe, en el

reino de Portogal, denunció de sí propio en el Sancto

Officio

q~1e,

diciendo cierta persona que queria sacar una

carta de excomunion para los que no uviesen pagado los

quintos que debian a su Magestad, dice el reo que dixo

11si yo no lo hobiere descubierto ántes de la carta, no lo

de~cu

bria despues." Examinado un testigo dice haber di–

cho el reo las dichas palabras; el testigo, aunque está ra–

tificado, no está sentada la ratificacion. Hízose su proeesso

con el reo y no se le hizo la tercera monicion,.

y

habiéndo–

se concluido en definitiva, fué votado este negocio en con–

sulta en que el reo hiciese decir dos misas por la conver–

cion de los indios y por las ánimas del purgatorio

y

que

oyese una de ellas, y rezase y se encomendase a Dios. La

sentencia sé pronunció a

15

de marzo de

1570.

"El licenciado Gomez Hernandez, vecino de Arequipa,

fué mandado parescer en este Santo Officio por que estan–

do preso un extrangero por la Inquisicion Ordinaria en la

dicha ciudad y secrestados sus bienes, y habiendo sido su

causa remitida a el Santo Officio, por que estando preso

otro extrangero pidió que ante el dicho licenciado que

declarase el presso y reconociese .cierta cédula por la qual

le debia unos dineros, y el Alcalde lo mandó así, y ha–

biéndola reconocido el preso, dió el Alcalde mandato para

qu~

el secretador pagase lo que debia el preso, y se valió

para ello de un visitador del Obispo del Cuzco, ele cuya

diócesis es Arequipa, para que hiciese pagar la dicha deu–

da,

y

con solo una carta misiva que escribió al Inquisidor

Cere9uela un vicario de la dicha ciudad, en que hace rela–

cion de lo susodicho,

y

con solo esto mandó el dicho In-