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CAPiTULO XI

281

ha oydo muchas quexas a diversas personas de agravios

que dentro en la cárcel a los presos les hazen, principal–

mente a oydo dezir que porque tratando de alegar de su

justicia de palabra o por escripto les han echado morda–

~as

y de noche venir ensantbenitados con un a9ote y a9o–

tarlos gravemente, de lo qual este testigo se escandalizó

muy n1ucho,

y

se lo refirió

y

contó un clérigo que se 11a–

n1a Herrera (cuyo nombre propio no lo sabe) por haberle

comunicado poco, y ay muchas personas que le conocen

en esta ciudad,

y

este testigo cree que le embiaron deste–

rrado a España, y le dixeron que se avia usado con él de

un rigor al tiempo del embarcarle, porque le hizieron em- ·

barcar si suacto

(s1;c),

principalmente una caxa donde tenia

algunas curios

idade

s de yerbas, por algunas de las quales,

~ste

testigo le

vi.uo

a conocer (estando preso) despues que

Ralió de las cárceles del Sancto Officio, en la cárcel arzo–

bispal,

y

Juan de Saracho, receptor del Sancto Officio,

dará noticia particular de cón1o se llama, y el alcaide de

las cárceles

y

el de la cárcel arzobispal que entónces era

alli. de un clérigo,

y

en este tien1po, este testigo estuvo

enfermo del mal de la orina,

y

le dió el dicho Herrera

ciertas yerbas para el dicho efecto,

y

abrá que pasó esto

cinco años, poco 1nas o ménos,

y

fué estando solos en la

posada deste declarante en diversas noches,

y

este testigo

atribuye el dicho modo de castigar por diciplinante, por–

que podria ser que fuese el penitente que a<;otava al preso

clérigo,

y

por no ser conocido usaria deste medio de cu–

brirse

y

ser necegario ser clérigo, por serlo el preso a quien

a<;otava,

y

asimismo este declarante oyó dezir al mismo

Herrera, a lo que se quiere acordar, aunque no está cierto

si era él,

y

luego dixo que el mismo, que tratando de ale–

gar de su descargo, dixo a los señores Ynquisidores que

el Dean de los Charcas que le avia preso, era enemigo su–

yo, y el licuo. Zerezuela ynquisidor, ya difunto, le dixo:

enemigo dixistes, noramala lo dixistes, y que se lo refirió,

y

otras muchas cosas le eorJtÓ el dicho Herrera a este

testigo, las quales, si no murió antes que llegase a Es–

paña, tiene por cierto que las magnifestaria a los Se–

ñores del Consejo de la general Ynquisicion;

y

en el

mismo tien1po estuvo preso el Arcidiano de la Plata,