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LA INQUISICION DE LIMA

avia de dexar,

y

ansí lo hizo,

y

en

comen~ando

a comba–

lecer, ella fué a Pachacama, y desde allí fueron los dos

juntos a Mala, adonde estuvo combaleciendo mas de mes

y

medio con ella, durmiendo en una cama

y

comiendo a

una mesa,

y

esto saben un Rosa y su 1nuger, que viven

en esta ciudad,

y

Juan de Alconchel y su muger, y el di–

cho Rodrigo Arias y don Francisco de -Cárdenas, y estan–

do en el dicho lugar esta vez fueron a ca9a, una legua del

dicho lugar, y se quedaron a dormir en el campo aquella

noche,

y

durmieron el ynquisidor y la

~icha

doña Catali–

na en una cama debaxo ·de un boldo, y lo ,vieron el d ;cho

Rossa

y

V

entura~

1nulato, que bibe en el valle de Maca,

y ordinariamente está en esta ciudad,

y

el dicho Juan de

Alconchel, y haviendo vuelto de la dicha ca9a, fué allí don

Francisco de Cárdenas, hijo del presidente de Panamá,

y

por haverse aficionado ella al dicho don Francisco, tubo el

ynquisidor una pesadumbre con ella y la dió de nloxico–

nes, y este testigo la bió la cara llena de cardenales,

y

sa–

ben esto los dichos Juan de Alconchel

y

su muger,

y

Rosa

y

la suya; y Francisco Arias, y abrá que pas9 todo lo

susodicho abrá nueve o diez años, poco mas o ménos;

y

muchas vezes se le quejaron a este declarante doña María

de Aliaga, madre de la dicha doña Catalina, y Elvira Ruiz,

su abuela, que es ya difunta, de que no bastaban sus re–

prehensiones y las de sus deudos, aunque eran ásperas,

para apartarla del dicho ynquisidor.

A

mas, sabe este tes–

tigo que por esta razon fué la dicha doña Catalina a una

chácara que tenia media legua de esta ciudad, adonde ca–

da noche se yba el ynquisidor a dormir con ella y se bol–

via a la mañana ántes que amaneciese, y otras vezes se

yba a comer y a cenar con ella, y ella asimismo se

be~ia

a casa del dicho ynquisidor

y

cenaba y dormia con él,

y

a

la mañana se bolvia a su chácara, y esto saben Rodrigo

Arias y Juan de Llerena, el mo9o,

i

Juan de Llerena., el clé–

rigo, y esto era tan público y notorio que ,Juan Gutierrez

de Ulloa, hermano del dicho ynquisidor, siendo alguacil

del Sancto Officio, llevava a la dicha doña Catalina en

ancas de un machuelo del dicho

ynqui~idor

públican1ente,

y

la acompañaba toda la gente de su

c~sa.

11Yten dixo questuvo el dicho Ynquisidor

Ulloa

aman