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CAPÍTULO

XI

269

su casa, y le dexasse su muger, y el dicho ynquisidor le

avía respondido con palabras muy ásperas, y sabe este

testigo que el dicho Pablo de Montemayor murió pocos

dias despues que esto pasó, y sabrán esto particularmente

Juan de Contreras, n1ercader, y Elvira Ruiz, su muger,

y

doña J\1ariana, su hija; y n1uerto el dicho Pablo de

~fontemayor,

este declarante vió muchas vezes al dicho

ynquisidor con la dicha doña Catalina en una cama

y

en

una messa, ansí en esta ciudad como en una chacara della,

y

en el campo yendo a caza, como si fueran marido y

muger, y esto se hazia con tanta publicidad que quantos

estavan en casa del dicho ynquisidor lo sabían, especial–

mente Juan de Vadillo, Juan de Saracho, Diego ele Aram–

buru

y

Gaspar de Arrieta, hijo del secretario Arrieta, y

Blassa de Urbina, que está en Guamanga, y tres herma·

nos suyos, que están en esta ciudad, y otros muchos,

y

que tuvo de la dicha doña Catalina dos hijas, que la una

crió Mencia Gallega, comadre, que es ya difunta, y la otra

la muger de Juan

B~ez,

y desto sabia una criada de

~1en­

cia Gallega, ques aora comadre, y un Juan Martín, clérigo,

que es sacristan de la yglesi1:1 mayor, y Rodrigo Arias, y

Juan Despinar, escrivano público,

y

siempre que la dicha

doña Catalina yba a Mala, ques doce leguas desta ciudad,

donde tiene sus yndios, yba el dicho ynquisidor con ella

y se

esta~a

eatorze,

y

quince dias con ella, haziendo falta

en su oficio, y esto es público

y

notorio y lo sabe Juan de

Vaclillo y todos los oficiales desta Inquisicion,

y

en una

enfern1edad n1uy grave que tuvo el dicho ynquisidor es–

tuvo la dicha doña Catalina en su casa, sirviéndole en ella

de dia y de noche, y todo este tiempo, que serian veynte

dias, vió este declarante que la dicha doña Catalina se

quedava en el aposento donde dormía el dicho ynquisidor,

y

en él no avía mas de sola una cama, adonde estava el

dicho ynquisiclor; y el doctor fray Pedro Gutierrez

y

el

licenciado Alcedo, fiscal desta Inquisicion, aviendo ydo a

ver al dicho ynquisidor una mañana, vieron a la dicha

doña Catalina allí

y

dixeron a este declarante que dixesse

a la dicha doña Catalina que se fuesse a su casa y dexaEse

morir cristianamente al dicho ynquisidor,

y

este testigo

se lo clixo, y ella le respondió que muerto o vivo no le