CAPÍTULO
IX
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mayor de Lima, en cuerpo i sin cinto ni bonete, con su
vela, privado de su oficio i n1ultado en mil quinientos pe–
sos, con reclusion de un año en el convento de la Merced,
para ser desterrado en seguida de las Indias. Estando cum–
pliendo su reclusion, falleció.
El sucesor de Toledo, a su vez, decia Ulloa, use mues–
tra desabrido, sin haber hecho merced en jeneral ni en
particular a ninguno, ni con querer en dos años que casi
ha que está en esta ciudad, entrar en esta casa, aunque,
por parecernos disfavor, se lo hemos suplicado, puesto
que ha hecho esta merced muchas veces a la Universidad,
collegios y monasterios de esta ciudad, y ansí solamente
le debemos el tratamiento de nuestras personas y buenas
palabras
24 ."
No escaseaban tampoco a los ministros en el desempe–
ño de sus funciones dificultades que se hacia necesario
resolver. Fr. Miguel Adr-ian, teólogo de la Orden de San–
to Domingo, a quien nos hemós referido ya varias veces,
había ido a denunciar que algunos confesores teatinos pre–
guntaban a los penitentes en la confesion
circunstan~ias
que no se debían declarar, por lo cual hubo que llamar al
provincial i advertirle que procurase atajar el mal mién–
tras se proveía sobre esto en España
25 •
Habían, igualmente, muchas testificaciones de personas
que sacaban la landresilla de la pierna del carnero, uy
algunos de sí n1esmos, y todos dicen que lo hacen porque
se ase mejor y no por observancia de la ley de Moy-
24.
Carta
de Gutierrez de Ulloa de 23 de febrero de
1583.
El in–
quisidor atribuía este alejamiento del virej .Enriquez a la influencia de
su secretario Cristóbal de Miranda, que por ser cuñado del bachiller
Beltran de Biedma, penitenciado por la Inquisicion, no tenia buena
voluntad al Tribunal.
Nos parece indudable que la influencia de los vireyes sobre los In–
quisodores debe buscarse en este tiempo en mucha parte en la subordi–
nacion en que se hallaban respecto de aquellos para el cobro de sus
salarios. «Quiere necescitar al Santo Oficio, decía Saracho, con refe–
rencia a Toledo, a que no corran sino por su mano, prohibiendo a los
oficiales reales que les paguen sus sueldos para «necesitar a la Inquisi–
cion, vuelve a repetir, a que sus ministros anden tras Eru secretario.:.
Carta
de 9 de mayo de
1574.
25.
DenunciaC'ion de Adrian,
lib. 760-1-,fol. 386.
Carta de Cere–
zuela
i
Ulloa,
de 23 de marzo de
1577.