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LA INQUISICION DE LIMA
Clemente de Peñalver, clérigo, que se denunció por so–
licitante de indias en el Cuzco, i Fr. Juan de Lira, por lo
mismo, en Chachapoyas.
Juan Calderon, rejidor de Panamá, que trató de inlpe–
dir se llevase preso a cierto individuo por el comisario,
pagó doscientos pesos.
Hernando de Espinar, natural de Sepúlveda, cura de
Loja, por solicitante.
Frai Diego de Mendoza, fraile bernardo, que andaba
con hábito de clérigo, preciándose de mui buena sangre
i
letras i sosteniendo que la iglesia del Preste Juan ·estaba
recibida por la de Roma, i otras proposiciones, fué obliga–
do a retractarse.
Pedro de Garro, de diezinueve años, sobre lo del sesto
mandamiento.
Jerónimo Bazan, que por librarse de galeras, dijo uno
creo en Dios.
u
Gaspar de Funes, clérigo, abjuró
de levi.
Juan de Medina que negaba la virjinidad de Maria.
Simon .Perez porque no dejaba ir a misa a su mujer.
Juan Caldera de Rojas, que sostenía que diciendo 11creo
en el Espíritu Santo11 estaba demas la palabra
en.
Juan Angulo de Cabrera, que despues de haber sido
penitenciado por solicitante, juró, besando una cruz que
hizo, que las propias palabras de
Sl:l
sentencia las babia
oido ántes.
Juan de Oropesa, clérigo, por cierta herejía que denun–
ció de sí.
Luis Bivas, vecino de ·Panamá, porque al comisario,
que vivía frente a su casa, le afrentó con palabras por
haberle reprendido estando dándole de palos a su mujer.
Rodrigo Barba, clérigo, del
Cuz~o,
por revelar las con- ·
fesiones de sus penitentes.
Pedro Sanchez, porque hallándose desesperado
i
deseo·
so de matarse, quería renegar
de
la fe
i
convertirse a
Mahoma.
Alonso de Porras i Santillan, que yendo de correjidor
al Cuzco, por sentirse molestado de los mosquitos en su
viaje de Guayaquil, prorrumpió en tales palabras que es-