.ADVERTENCIA PRELIMINAR
XI
lectura del libro que le ofrezco, podrá constatar plena–
mente cuantos esfuerzos he necesitado para respirar du–
rante el tiempo que me ha demandado su redaccion (por
fortuna bien corto), la atmósfera emponzoñada con los
horrores de que su.s pájinas dan fe; pero, como testifica
un escritor ale1nan, la Musa de la !Iistoria., debe i sabe
levantar a tiempo sus vestiduras de los charcos que en–
cuentra en su camino, para llegar sin manchas a su térm.i- ·
no. Por mas á.rdua que sea esta jornada, su estudio se
impone, sin embargo, como complementario i aun indis–
pensable, si se quiere rastrear i qarse cuenta cabal de los
elementos que hoi forman nuestra sociabilidad. ¡Cuántos
hechos i prácticas i costumbres que se observan en los
pueblos americanos de hoi i que han influenciado su ca–
rácter i sus tendencias, han motivado en .parte su atraso,
i
reconocen su oríjen en circunstancias corrientes en la
época en que estuvieron sometidos al poder del Santo
Oficiol Ya una vez en la meta, a las penosas impresiones
recojidas, suceden las tranquilas fruiciones que deja en el
ánimo la leí del progreso, manifestándonos que la huma–
nidad de que formamos parte,
i
aun los pueblos que per–
tenecieron a la raza que abrigó en su seno a la Inquisi–
cion, marchan sin detenerse, para mirar 'solo de tarde en
tarde hácia atrá.s,
i
ver como van dejando en pos de sf,
cual el viajero que divisa desde lo alto el polvo del cami-