ADVERTENCIA PRELIMINAR
IX
tales, sin culpa alguna de su parte, i en tal caso su indig–
nacion será lejítima i santa.
Mas, debo n1anifesta.r que al tratarse de los procesados
por el Santo Oficio i al imponerme de s'ns declaraciones o
de las testificaciones dadas contra ellos, he trepidado nlu–
cho acerca ele có1no debja. proceder. ¿Podia, sin hacern1e
reo de inn1oralidad, presentar en toda su repugnante des–
nudez la relacion de algunas de sus confesiones? ¿Debia .
limitarme a consignarlas en ténninos jenerales, privando
a mi trabajo,
ya
que no de un verdadero atraetivo, del
sabor que de verdad tenia? Con1batido por estas opuestas
corrientes, 1ne ha parecido conc:iliarlo
todo~
traduciendo
previam.ente allatin aquellos pasajes
nuts
acentuados, sin
que por esto crea todavía salvados todos los inconvenien–
tes anexos a un tema de por
si
bastante espinoso. Si el
lector creyera, apesar de esto, que se ofende su cultura,
culpa será de los tiempos i sucesos que narro
i
no min..
El Ti·ibunal cuya historia hoi sale a luz, con1prendió en
un principio el distrito que se asignó mas tarde a Cartajena
de Indias, segregándolo del de Lima para formar una In–
quisicion distinta, estudio que no 1ne competía dentro de
n1i
propósito,
i
que, por consiguiente, no se encuentra aquí.
I si bien es cierto que Chile formó siempre con el Perü
bajo este aspecto un cuerpo solo, el especial atractivo vin–
culado para nosotros a esta seccion del Santo Oficio, me
ha inducido a
fo1·mar
de su estudio un libro
aparte,
limi-