CAPÍTULO VII
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ella,
y
con las otras dos nunca en la confesion, ni fuera
della, en aquella razon les trató cosa deshonesta. Vista
esta informacion y confesiones, le 1nandamos parecer per–
sonalmente en este Santo Oficio y le metimos en las eár–
celes secretas, el cual pidió audiencia y en ella tachó por
henemigos al canónigo Villalon y al cura
'l
aez, los cuales
son testigos en lo que dicen que abia querido tornar
a
te ·
ner
y
afirmar lo de la adoracion de la Cruz, y dijo que en
lo que decían que él abia traido cierto libro, lo que pasa–
ba era, que despues de haberse hecho el dicho proceso por
el Cabildo contra él, el Licenciado Alegría, que era difun–
to, tratando con él de la opinion que él abia tenido de la
adoracion de la Cruz, le dijo 11pues no se espante vuestra
merced mucho, ni se espante nadie, que yo tengo en mi
casa un libro que tiene al pié de la letra, sin discrepar, la
opinion que vuestra merced tuvo:" y que él se abia es–
pantado y dicho 11válame Dios, cómo puede ser eso:" y
embiaron por el libro, y que él le avia visto,
y
leyeron
ámbos la dicha opinion,
y
admirado dello, avía tomado el
dicho libro
y
se abia ido a Santo Domingo a buscar a
cierto predicador
y
no le alló,
y
le parece que mostró allí
aquella opinion a cierto fi,ayle que nombró, y que con ésto
se avia venido hácia en casa del canónigo Villalon donde
le halló con el bachiller Vaez y les dijo 11an visto vuestras
mercedes este libro que tiene la n1isrna opinion que yo
tuve aquí los dias pasados?" lo cual le dijo espantándose
y
admirándose dello, y le parece que el libro se intitulava
tal
Crespin, doctor parisiensi, o boloniense;
y
que tan1-
bien le pareció que lo devió de mostrar a otros dos reli–
gio·sos, y que siempre que tratava dello se escudaba con
decir que él tenia lo que tenia la Santa madre Iglesia y
que aquel libro no lo traia para tornar a tener la opinion
pasada, sino admirándose de que aquel, siendo letrado,
avia tenido aquella opinion. Fué acusado de todo lo su–
sodicho por el Fiscal deste Santo Oficio,
y
rrespondiendo
a la acusacion se rrefirió a sus confesiones
y
negó lo de–
mas contenido en su acusacion; despues de lo cual pareció
ante nos, de su pedimiento, y presentó un pliego de pa–
pel, escripto de su mano, en que en efecto dijo que porque
se temia que otro dia algun henemigo suyo no levantase