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CAPÍTULO VII

137

ella,

y

con las otras dos nunca en la confesion, ni fuera

della, en aquella razon les trató cosa deshonesta. Vista

esta informacion y confesiones, le 1nandamos parecer per–

sonalmente en este Santo Oficio y le metimos en las eár–

celes secretas, el cual pidió audiencia y en ella tachó por

henemigos al canónigo Villalon y al cura

'l

aez, los cuales

son testigos en lo que dicen que abia querido tornar

a

te ·

ner

y

afirmar lo de la adoracion de la Cruz, y dijo que en

lo que decían que él abia traido cierto libro, lo que pasa–

ba era, que despues de haberse hecho el dicho proceso por

el Cabildo contra él, el Licenciado Alegría, que era difun–

to, tratando con él de la opinion que él abia tenido de la

adoracion de la Cruz, le dijo 11pues no se espante vuestra

merced mucho, ni se espante nadie, que yo tengo en mi

casa un libro que tiene al pié de la letra, sin discrepar, la

opinion que vuestra merced tuvo:" y que él se abia es–

pantado y dicho 11válame Dios, cómo puede ser eso:" y

embiaron por el libro, y que él le avia visto,

y

leyeron

ámbos la dicha opinion,

y

admirado dello, avía tomado el

dicho libro

y

se abia ido a Santo Domingo a buscar a

cierto predicador

y

no le alló,

y

le parece que mostró allí

aquella opinion a cierto fi,ayle que nombró, y que con ésto

se avia venido hácia en casa del canónigo Villalon donde

le halló con el bachiller Vaez y les dijo 11an visto vuestras

mercedes este libro que tiene la n1isrna opinion que yo

tuve aquí los dias pasados?" lo cual le dijo espantándose

y

admirándose dello, y le parece que el libro se intitulava

tal

Crespin, doctor parisiensi, o boloniense;

y

que tan1-

bien le pareció que lo devió de mostrar a otros dos reli–

gio·sos, y que siempre que tratava dello se escudaba con

decir que él tenia lo que tenia la Santa madre Iglesia y

que aquel libro no lo traia para tornar a tener la opinion

pasada, sino admirándose de que aquel, siendo letrado,

avia tenido aquella opinion. Fué acusado de todo lo su–

sodicho por el Fiscal deste Santo Oficio,

y

rrespondiendo

a la acusacion se rrefirió a sus confesiones

y

negó lo de–

mas contenido en su acusacion; despues de lo cual pareció

ante nos, de su pedimiento, y presentó un pliego de pa–

pel, escripto de su mano, en que en efecto dijo que porque

se temia que otro dia algun henemigo suyo no levantase