CAP. IV-DE POTENCIA
Á
POTENCIA
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siendo yo como soy juez y vicario y no habiendo
cometido delito alguno
y
no estando sentenciado:
y no contento con esto dió V. Md. el mandamien–
to á un fraile lego llamado Bernal, súbdito de dicho
fray Gil, para que me prendiese á media noche, con
dos alguaciles y mucha gente armada) los cuales
era cierto que pc,r ser súbditos los unos, y los
otros amigos íntimos del dicho fray Gil, me habían
de prender, con grande escándalo, maltratándo–
me
y
dándome de espaldarazos y un golpe en la
corona con un espada, como realmente me dieron,
y me derribaron en una cequia y me hicieron re–
ventar sangre de una pierna, y me desconcertaron
un brazo, y me llevaron, por· mandado de V. Md.,
á casa de Jufré, amigo íntimo del dicho fray Gil.
«Lo otro, porque la información que yo mandé
hacer y hice contra el dicho fray Gil, no fué para
más de que su juez le castigase como hallase por
derecho, y la prisión que se debía hacer de la per–
sona del dicho fray Gil era para le remitir á su
perlado, el cual está tan lejos que no se le puede
cómodamente dar noticia del delicto, porque en el
entretanto si dicho fray Gil tiene el dicho error en
el entendimiento, podría domatizar y echar a per–
der á muchos de los cristianos; por todo lo cual
pido y requiero á
V.
Md., dé la dicha querella por
ninguna y de ningún valor y efecto y prenda al
dicho fray Gil, y preso y á buen recaudo, no le deje
celebrar, ni predicar, ni tratar con persona alguna,
y así lo remita á su superior para que le castigue
como hallase por derecho
y
á mí me suelte de la
prisión en que estoy, y haciéndolo ansí V. Md. hará
justicia, de otra manera no haciendo V. Md. lo