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INQUISICIÓN DE CHILE
no, que en el escrito de respuesta á la acusación
que había presentado el abogado de Escobar, y es–
pecialmente f'n el interrogatorio y respuestas de
los testigos, se le atribuían algunas proposiciones
altamente contrarias
á
las buenas doctrinas, y sin
pérdida de tiempo quiso cerciorarse de la verdad
de lo que hubiese. Horas después de firmada la
sentencia, el último día de aquel mes de Agosto,
el fraile domínico, acompañado del escribano Juan
Hurtado, se presentaba en casa de Juan Bautista
Pustene, donde moraba el maestro Paredes, quien
se hallaba en esos momentos en compañía del
dueíío de casa, de Diego de Frías y de Juan de la
Peña.
-Me han dicho, comenzó fray Gil, dirigiéndose
Ct
Paredes, que en el proceso de Alonso de Escobar
so han articulado varias cosas en mi perjuicio.
Podría mostrármelo Vmd'?
-No me es posible, replicó el interpelado.
-Os requiero que me lo mostréis, repuso aquél,
donde nó, protesto tomar juez conservador que
conozca de este negocio. Y dirigiéndose á Hurtado,
le dijo:
-Como escqbano público que sois, dadme testi–
monio de lo que pasa.
-Siempre que se me pida por escrito y yo esté
.obligado
á
hacerlo, repuso entonces Paredes, os lo
mostraré.
-¿Para qué quiere Vmcl., añadió entonces Hur–
tado, dar lugar á que el padre fray Gil tome juez
conservador,
l
sino que, pues ha procedido Vmd.
1 «Juez conservador, dice el Obispo VillarroeJ, es aquel que con
jurisdicción delegada de Su
San~idad,
es instituido por él, aunque