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INQUISICIÓN DE CIIILE
tos, apostátas
é
insufribles, clérigos hinchados de
lujuria y de avaricia, no eran por cierto minis–
tros adecuados para mantener en la debida pureza
los preceptos que estaban encargados de predicar
y enseñar con su ejemplo. Como decía al sobera–
no el Virey Toledo, dándole cuenta de este estado.
de cosas, era necesario distribuir la . justicia con
hisopo, como el agua bendita.
Los Obispos y sus vicarios, en su carácter de
inquisidores ordinarios, sin embargo, habían ful–
minado y seguían tramitando algunos procesos, y
en verdad que su número no era escaso.
De los pocos documentos referentes á esta ma–
teria que nos han quedado de aquella época, pode–
mos, sin embargo, apuntar .algunos antecedentes
interesantes.
Del
Lib1'o P1'imero de! Cabildo de Lima
consta que
ya en la sesión de 23 de Octubr'e de 1539, fué pre–
sentado á la corporación <mn mandamiento del
señor Obispo en que manda que se le dé el proce–
so que fué presentado contra el capitán Mercadi-
• llo porquP. lo quiere ver para conocer de ciertos
delitos é blasfemias que cometió
é
dixo contra Dios
Nuestro Señor é su bendita Madre, como inquisi–
dor
y
pidió se lo entreguen, que él lo volvería.–
Los dichos señores visto que hay algunas cosas en
él que tocan al Santo Oficio, mandaron a mí el es–
cribano lo dé al dicho señor Obispo para que lo
vea.»s
8 Tomamos
est
L
noticia de la traducción del
Libro
I
del Cabildo
de
Lima
que ha hecho nuestro amigo don Enrique Torres Salda·
mando
y
que bondadosamente se ha servido facilitarnos.