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INQUISICIÓN DE CHILE
Señor y beneficio del estado eclesiástico de esas
provincias, os encargamos que déis é hagáis dar,
en los casos y negocios que ocurrieren. todo el fa–
vor y ayuda que os pidieren y hubieren menester
para ejercer libremente el dicho Santo Oficio; y
proveed con todo cuidado y
adverten~ia,
como de
vuestro buen zelo
y
prudencia se confía, que los
dichos Inquisidores sean honrados
y
acatados y se
les haga todo buen tratamiento, como á ministros
ele un tan santo negocio, porque, allende de qu<!l
cumpliréis con lo que ·sois obligado y con la dig–
nidad que tenéis, nos haréis en ello muy accepto
servicio. Fecha en Madrid á siete días del mes de
Febrero de mil y quinientos
y'
sesenta y nueve años.
-Yo
EL
REY.-Por mandado
d~Su
Magd.-Jel'óni–
mo Zurita. ))-(Hay
cinco rúbricas.)
Otra al Presidente y Oidores de la Audiencia,
residente en aquel entonces en la misma ciudad
de Concepción, para que prestasen juramento en
favor del Santo Oficio, impartiendo, siempre que se
les pidiese, el auxilio y favor del brazo real; y, por
fin, se mandaba á los cabildos de las ciudades ca–
beceras ele obispados que diesen
é
hiciesen dar,
dentro de sus respectivos partidos, todo el favor y
ayuda que los Inquisidores hubiesen menester para
ejercer libremente el Santo Oficio.9
9 Hé aquí el tenor de una de esas cédulas:
«EL
REY .-Consejo, justicia
y
regimiento de la ciudad de la Con·
cepción de las provincias de Chile: Sabed que el muy Rdo. in Cristo
padre Cardenal de Sigüenza, presiclente de nuestro Consejo
é
Inqui–
sidor Apostólico General en nuestros reinos
y
señoríos, entendiendo
ser ansí conveniente al serl'icio de Dios Nuestro Señor
y
ensalzamien–
to de nuestra santa
fé
católica, ha proveíclo por Inquisidores en esas