CAP. VII-FUNDACIÓN DEL SANTO OFICIO
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que, como se sabe, era el otro que existía en aque–
lla época, la que va leerse:
«EL
REY.-Reverendo in Cristo padre Obispo de
la ciudad de la Concepción de la provincia de Chile,
del nuestro Consejo: Sabed que el muy reverendo in
Cristo padre Cardenal de Sigüenza> presidente del
nuestro Consejo é Inquisidor Apostólico General
en nuestros reinos y señoríos, entendiendo ser así
conveniente al servicio de Dios Nuestro Señor y
ensalzamiento de nuestra santa fé católica, ha pro–
veído por Inquisidores Apostólicos contra la heré–
tica pravedad en esas provincias del Perú á los
venerables dotor Andrés de Bustamante y licen–
ciado Serván de Cerezuela, considerando lo mucho
que importa al servicio de Nuestro Señor que en
esas partes á donde fué servido que en estos tiem–
pos se extendiese tan maravillosamente la predi–
cación y doctrina de su Santa Iglesia Católica, se
proceda con rigor y castigo contra los que se apar–
tan della, conforme á lo que está ordenado por el
derecho canónico, instrucciones, estilo y loable
costumbre del Santo Oficio de la Inquisición, los
cuales van á visitar esas provincias y ejercer en
ellas el dicho Santo Oficio, con los oficiales y mi–
nistros necesarios.
É
porque cumple al servicio
de Nuestro Señor y nuestro que en esas provincias
que son tar nueva planta de la Santa Iglesia Ca–
tólica, el Santo Oficio de la Inquisición y los In–
quisidores y sus oficiales -y ministros sean favore–
cidos, y es tan decente á vuestra dignidad dar
á
esto todo el favor que os fuere posible, pues dello
se espera que ha de resultar servicio de Nuestro
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