E~
LAS ISLAS
FILIPI~.\.S
51
.denado
S.
I\1.
á
sus ministros en estas partes que
echen clellas
á
los extranjeros, especialmente
á
los
septentrionales, porque, cierto, son todos enemigos
.Jeclarados,
y
de su residencia
poe
acá
sB
signen
n~uchos
y
graves inconvenientes, pero sin embargo
de los maqcla.tos i'eales
y
el cuidado que los minis–
tms pondriln en ejcentados, quedan muchos extran–
jeros
ele
1oclas naciones, parLe ele ellos públicos
y
-descuLie:rtos, tolerados por útiles por algunos mi–
nistros
ele
las rep úblicas,
ó
con especial concesión
y
priYilegio, en ]os cnales no se c:ousidera perjuicio
alguuo,
y
los cl cln .'ts oneubiertos
y
disimulados con
el
traje
y
lengua
do
espaftoles,
y
caJa
a110
se van
,augmentanclo;
y
deja.doaparLe
los inconvenientes
arribaclichos
y
eljns!o recelo que se podrá tener de
-otro mayor contra el sosiego temporal de la Corona
creciendo ellos ett
u
úmcro
y
hacienda,
y
estando
los holandc::;es
ta:1
pujantes <.;Omo hoy se ven en el
.\Iar del Sur, lo q110
á
nosot.ros nos toca ad \'Grtir es
r1ue sin ducln. lu.y alt;·n11os herejes entro ellos, sin
<l{UO
nue:-:>lra diligencia, c1ar o::; cuanto se debe
y
se
puedo, basto p:
l.rJ.!ta!Jcrlu:-:>
,·L L.1s
manos,
á
causa do
~cr
C':3La tierra tan
el
iflH:t
y
do
tant.osdo..;pobvados
y
:111clar e..;tos hombres orí.li1w.riamcnle allá clcnlro co11
_:Sus mercancía:-;, cloucle 110 <.>onocell Ítlqni:-;ición ni
edictos do
fe,
ni
aunqno
los
oigc1n, se Jes
da
nada.,
que aún e11
lu
muy
poiJ I:tdo
y
d•)írin<ldo <.>ocre harto
de esto,
y
o;..; nüs (plc prolJablo el ten10r do c¡nc so
siembran las herejías cutre los indios
y
gente vul–
gar.
Hoy tenemos preso en éstas cárceles un alemán
confileutc en
la
seta. ele Ctüvit.10,
y
otro vino los
días
pasados de su voluntad
á
confesar sus etTores,