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LA I:'-IQUISICIÓ01
sabiendo que en toda la tierra no había ningún legis–
ta ni canonista que se pudiese llamar tal, por me
evadir dellos, les dije que diesen un canonista y otro
legista, que yo lo pondría en sus manos, porque en
jurisdicción saben poco los teólogos; y asi no se hizo ·
nada.))
Mientras taÍ1to, al licenciado Juan Converge!
M~l
donado por haber afirmado la opinión de Manrique,
diqe éste,
~se
lo sacaron por fuerza de su monasterio
y le llevaron á són del Santo Oficio, y esto con gra–
vísimo rigor y prisión por tal.)>
Y
á Benito ele Men–
diola, «que fué á notificar al Obispo los recaudos, le
mandp prender y echó donde tenia presos
d~
Inqui–
sición y hubo muchos ciares y tomares, y el Gober–
nador vino á ser tercero en ello para que lo soltasen.)>
«Viéndome ya tan acosado, concluye el comisario,
y que eran ele úingún fruto cuantas diligencias
hacia y que sólo hal.Jian de.encender escándalo, pro–
puse de no proveer
IílÍ
proceder más adelante hasta
que á V. S. le constase y pusiese remedio compe–
tente.)>
1
El Gobernador, escribiendo por
$U
parto al Tribu–
nal, decía que el Obispo contradijo muy ele Yeras la
comisión del P. Manrique, «poqiendo pena do exco–
munión mayor
á
quien obedeciese los mandatos del .
dicho padre en lo tocante á la dicha comisi6n;)) que
ofreció
á
Manrique darle todo favor y ayuda
y
que se
negó
á
ello «por estar el negocio tan enconaclq ele par–
te del selicir Obispo, que, cierto, no lo ha podido
llevar
á
paciencia ni disimular, por ser tan amigo de
1.
Ca1·ta de
I.·
de ,lbril de
1584
á la
Inquistctón
de
JÚr:_tco.