El\ L\.S ISL.\.S
FILIPI~AS
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no,¡ iba á proceder de su cuen la en las causas de fe,
desconociendo de hecho laautoridad inquisitoriaL El
obi po habia tenido sin duda ocasión de presenciar de
cerca en la capital del Yirreinato el prestigio
y
el poder
que tenía
y
el miedo que inspiraba el Santo Oficio
y
resolvió desde entonces, en llegando á su diócesis,
rodear su persona
y
dignidad episcopal de los mis–
mos atributos. Sólo cuando tuYieron noticia ele los
procedimientos del obispo, qne eran verdaderamente
atentatorios ele la. jurisdicción del Tribunal, se apre–
suraron á enYia.r, en los comienzos de 1583, el titulo
de comisario al agustino Fr. Francisco :Ma.nriquc .
Sumamente escasas son las noticias biográficas
que podemos dar del primer comisario de la Inqui–
sición en las Filipinas. Grijalva, el cronista. ele la
Orden ele San Agustín, ele ord inario tan noticioso
en todo lo que loca á la historia ele los agLlstinos
en Filipinas, se limita á decir que 1\Ia.mique pasó á
las Islas por el aflo de 1575;
2
y
más adelante al re–
ferir los sucesos del trienio que comenzaba en 1:Jtq,
allade que nueslm fraile «pn o religiosos en Batan–
gas, quedando por Yicario proYinciaL)) 3 Pero ni
una ptüabra más ele su vida, laque, en vista del cargo
con que Manriquc fué honrado por la Inquisición
merecía, por de contado, algunos detalles . Silencio
que se explica quizás porque el mismo cronista igno–
ór en absoluto el cargo que tuYo l\Ianrique.
Fr. Gaspar ele San Agustin, que también lo igno-
1.
En Marzo de
1S8r,
según lo asevera Fr. Gaspar de San Agustin,
Conquistas de las Fzlipmas,
p.
38r.
2.
Crónica de la Orden de S. Agustín,
México,
1624,
hoja
rS2.
3. Id., hoja
I 71.