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I:'\Ql"IS!CIÓ:'\
No poseemos rcspcc.;lo de lns
Filipin~1:-;
autrceden–
le
baslanles para
afirmar
si en el las suced ió olro
tan lo, , i bien casi con cerlidumbre puede aseg-urnr:-;¡·
que con anterioridad
á
la fecha del eslnbleeinlit·:Jio
de la Inquisición no hubo allí proc :-;os ni mt1d10
meno~
aulo de fe.
Es cierlo r¡nc
·i1·c unslanc.;ias especiales faYorecian
rn las Ishv rl dcs'1lTOllo de la herejía, co1no c¡11e era
país recié11 d '. Ct lhi erlo, sin anloridndes anaigada.··,
":-'
frccueillado por gt'nles de di,·c rsas naciones, es–
pecialmenle porlnguescs , que lanlo 011 qué ellle nder
dieron despué.·
il
los ministro· ele la Im¡uisiciún.
Pero, 011 r alidad apenas si había matcr·ialll1Cntc
tiempo para que <l lli se dcsnrrolla.·e el germen de
los errores COlHlcnndo por ln Iglesia.
Empezadn la
conqni ~ la
de Filipinas en
l.Jüli,
eri–
gida
~Ianila
en ci llllad por Lópcz de Lcgnzpi
it
mecliados
de 1571,
estuvo en nn princ:ipio la admi–
ni !ración espiritmtl tlc lns
Js]n:-;
á
cargo de.: lo::; reli-·
gio::;o de
la.
orden de Sun Aguslin. cuyus f'ncullade ·
110
alcn.nzabnn nalun1.lmen!e
á
instaurar proce o::–
dC'
re .
.-\l o que se ag t·cgu. que
In
poblaci611 espanola, al
cabo de dirz
nf'ws
de la erec.c ión de l\r,wila r1t ciu–
dat.l,
CI'ü.
su1t1am
~nte
oscü a lodaYia,
y
que el pri Jller
olli ' PO se hizo cargo de la diócesis después de fun–
dado
ya
el Trillunal de la Inquisición en I\Iéxico; de
rnoclo qne, por todo esto, lo repelimos, lo mús pro–
bable, ca i eguro, o.' que en las Filipina no hubo
causas ele fe a.n tes de la llegada del obi po fray Do–
mingo de Salaza.r.
Por motivos que no es del caso referir en este
lu-