EN EL RÍO DE LA PLATA
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ha pasado, y es, que habiendo hecho ciertos decre–
tos y publicádolos, en que mandaban que los obis–
pos ni otros cléeigos jugasen, sinó en cierta canti–
dad, que no tratasen ni contratasen por si ni por
interpósita persona', y otras cosas, so pena de exco–
munión
ipso jacto incurrenda,
y de otras penas,
nos informaron que escribieron á S. M. esto que ha–
bían ordenado, diciendo _que para que los demás lo
cu¡:npliesen se obligaban primero á si mismos al
cumplimiento. y desde algunos días hicieron un
decreto ó declaración y renovaCión en cuanbo á ellos
toca, cuya copia será con esta, dándose facultad de
dispensar con los demás clérigos, el cual decreto
hicieron sin secretario y después se le hicieron fir- ·
mar, sin ver lo que era, para tenelle secreto, aun–
que por descuido del obispo de Tucumán se descu–
brió, y por lo que se ve en los más de estos prelados,
se ha dado causa para que se diga y crea fué para
acrecentar sus haciendas.»
1
En este concierto general de desagrado que de or–
dinario manifestaron los obispos, debemos excep–
tuar al de la Imperial de Chile fray Reginaldo de
Lizárraga, que los llamaba ¡cosa al parecer de
burla! ccgrandes cristianos, de mucho pecho y no
menos prudencia,
dotados por el mismo Dios de las
partes requisitas para el oficio!»
2
1_
Carta de Gutiérrez de Ulloa al Consejo, fecha
26
de Abril de
1584.
2.
Aquí deberíamos dar
á
conocer la manera de proceder del
Santo Oficio; pero como ya hemos tratado de ese punto en nuestra
Inquisición de Lima
y
en la de Chile, bastará con que remitamos
aquí
á
esas obras al lector que desee conocerlo.