LXXIV
LA INQUISICIÓN
gunos navíos que salen de Lisboa
y
en ellos vienen
algunos flamencos que traen en pipas (diciendo que
vienen llenas de vino
y
sal) libros y imágenes, y
en cajas y baúles ropa de contrabando, la cual tiene
S. M. niandado á sus ministros tomen por -perdida,
y por esta ocasión la meten á escondidas en casa de
algunos vecinos y de r1oche la pasan la tierra aden–
tro, y llevan los libros escondidos. Ordenádole he–
mos visit.e los navíos con gran vigilancia y abra
las cajas y pipas y nos dé aviso de lo que hiciere
y
haga información ele los vecinos
q.ueocultan las
dichas cosas (ó) otras personas, y nos la remita para
proveer lo que convenga, y lo mesrno hemos orde–
nado
á
los comisarios do Tucumán, la Plata y Poto–
si, que es donde han de venir á parar las dichas
mercaderías si entraren por aquel puerto. De lo que
se hiciere y fuere resultando daremos aviso
á
V. S.,
áquien Nuestro Señor guarde corno puede, etc.--Los
Reyes, 8 de enero de
1609.-Ellicenciado don Pedro
Ordói'íez y Flores.-Don Francisco Verduyo.
Decreto del párrafo antecedente:
Que está bien y se haga con mucho cuidado, por–
que los herejes las tienen de inficionar las provincias
católicas con libros.
XVIII
Carta del jesuita Diego de Torres
á
la Inquisición de Lima sobre
Jo que convenía remediarse en las
pro~·incias
del Paraguay
y
Qtras,
24
de septiembre de
1610.
A los muy Ilustres señores Inquisidores apostóli–
cos destos reinos y provincias del Pirú, mis seño–
res, etc., Lima.
Muy
ilustres señores.-Habiendo visitado e. ta