E)! CARTAGE:-;¡A DE INDIAS
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drían qu edarse en Carlagena, donde procuraría
empleárselos en conformidad
á
los puestos que es ta–
ban desempeñando.
Contestaron los inquisidores al día s igui ente ma–
nifes tando que semejante determinación sólp po–
día ha ber sido arrancada al Gobierno por el temor
del pueblo armado,
y
qu e, así, expresabat1 col–
mada la agitación po"pular, so les había de prometer
seguir ejerciendo e<sus aug ustas fun eiones>) que la
<<Providencia Divin a>) había puesto en sus manos .
e<Siendo la petición del pueblo, sobre este ·pun to,
decía Cavero en su respuesta al antecedente ofi cio,
conson ante con los · prin cipios procl¡:¡,mados por la
España mi sma en sus Cortes el e la Isla de León;
con Jos votos generales ele Jos pueblos ele ambos
mundos,
y
con lo que la recta fil osofía, la sana
y
só–
lida piedad aplauden en toda la cristiandad el es–
preocupada, que .sabe distinguir la obra santa é
inmutable de J esucristo de las instituciones pura–
mente humanas , que aparecen
y
desaparecen alter–
nativamente al compás de la ignorancia ó ilustra–
ción de los tiempos; y no siendo, por otra parte,
justo ni posibl e variaraquella solemn edeterminación
tomada con muy anticipada madurez, se lleve ésta
á
puro y debido efecto», invitando, ei{ consecuencia,
á los ministros del Santo Oficio á que pidiesen sus
pasaportes con dirección al Cong reso General del
reino, donde podrían entablar sus reclamaciones .
1
Y como los Inquisidores esperaban esta res pues–
ta, anunciaron al obispo que desde su nueva re-
1.
Oficio de
26
de noviembre de
18 11.