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LA IN QUISICIÓN
P ero aún po r lo tocante á las personas á quienes,
previos los informes del caso, se había otorgado li–
cm1cia para la lectura de libros prohibidos , ha–
llándose receloso el Consejo de qu e entre ell as no
estuviese algún ameri cano, se
cre.yóen el caso de
prevenirlo así al Santo Ofi cio de Carlagena para que
és te es tü·viese al respecto á la mira
y
vi viese con el
ojo alerta.
Léase la resp uesta que sobre el parti cular cli ó el
Tri bunal:
«Enterado este Tr ibu nal por la superior carta de
V. E . de
1.
o
de agos to último, recibi da en 3 del co–
rrien te, de que apesar de los escrupulosos informes
que había V . E . tomado en ésa de personas de to–
da su co nfianza, ele la instrucción
y
demás co rres–
pondiente ..: circuns tancias ele los pretend ientes que
habí an solicitado li cencia de leer li bros prohi bidos,
tenia recelo , con demasiado fundam ento, de habe r
s ido sorprend ido ele algunos americano. ; qHeda este
dicho Tribun al advertido de tomar todos los corres–
pondien tes informe· do la conducta moral
y
política
qu e hayan ob. orvado antes
y
en todo el tiempo de la
1·eyolu ción
l o~
indiYicluos que las presonten, enLregán–
cl olas ólo á los que .. o con idere acreedoro:
y
retenién–
clolas á lo que cat'ezcan de este roqui. ito, de cuyas
re ulta. daremo. cuenta á V .
E.
oportun amente)) .'
P oco de pu é. procedían
á
prohibir
y
mandar re –
coge r lo
libro
y
papelo de la nueYa secta ll ama–
cl a «biblica>>,
2
la.
~femorias
de la reoolución de Es-
1.
Carta de Oderiz
y
Castro, 23 de diciem bre de
18rG.
2.
Carta de
I5
de abril de
1817.