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LA INQUISICIÓN
J uan del Campo, de los j udíos, que, por ser pobre,
bu bo el e recibir su comida de limosna en la cárcel.
I\Ianuel de Fonseca Henríqucz qu e á la segunda
vu elta, dijo: ccay! Dios de mi alma! yo diré la verdad,
yo soy judío judaizante tres años hm> .
Francisco Hoclriguez ele Solís, que al notificarle
la
sentencia ele tortura dijo que quer1a morir en ell a por
la fe"·de Di os «porqu e había dicho la Yerdacl y no sa–
b1a otra cosa)) .
E l último ele los reos fué Juan Rodríguez Mesa.
((Leyó esta sentencia el secretario Juan de Uriarte
Aráoz; leyóla muy bien
y
el auditorio estuvo con
mncha atención y quedó pasmado de ver qne los que
fu eron tan validos en un tiempo vieniesen hoy á la
suma infamia, teniendo engafí ado á e
·t'
lu gar con
tanta
hipocres.ía.»r
r.~
fiesta había concluido á las dos y media de
la
tarde, c<y cada uno se fué á su casa á descansar,
c1'anclo á Dios gracias de haber visto un anto el más
deseado que so ha Yisto en este
1
ugar.»2
salir de la cárcel de penitencia
á
curar enfermos,
y
entre ellos á los
m ismos Inquisidores
y
al obispo don fray Cristr)bal de Lazárraga ,
que en una ocasión la tuvo hospedada más de veinte días en su casa.
Salia en siiia de manos, sin el h.ibito penitenc\al, con mantellica
bordada de oro,
y
ganaba mucho dinero, parte del cual repartía de
limosna entre sus demás compañeras presas. Carla de 7\ledina
Rico,
3r
de mayo de
r6_¡g.
r.
Libro 749, hoja 6 vlta.
2.
En la relacic)n de este auto no aparecen nombrados otros reos,
pero en las de causas se dice que salió en él otro portugués, Fran–
cisco Piñero,
y
que se absolvió al clérigo Francisco de Ortega, pro–
cesado igualmente por
j
udio.
Absueltos habian sido también Francisco de Silva Castillo, Gar–
cia Serrano, l\1elchor Váez l\léndez, Francisco Rodríguez Carnero,