124
LA INQUISICIÓN
que llegaron á Cartagena en Abril de 1620
y
que re–
sultaron herejes , fu eron encerrados en cárceles, ab–
sueltos después
ad caatelam
y
depositados en
er
colegio de la Compaüía para ser instruidos ei1 la
doctrina católica.
1
Fr. Lorenzo P érez, agu stino, residente en Tunja,
por solicitan te.
Benito González, extremeiío, vecin o> también de
aquel pueblo, por haber aceptado un relicario con
formas consagrad as para gana r al juego.
El P. Juan de Barros, de la Compaiííade .Jesús,
porque en la doctrina que enseñaba á los niiíos en
las calles de Cartagena elijo: «mirad, que aunque
Adán no pecara había el e morir)) .
"
Reos todós de poca 'monta, como se ve, pues los
más notables se reservabRn para el auto ele fe que
se proyectaba celebrar en la cu aresma ele 1622, en
el cual había de haber un relaj ado en persona y
salir las brujas que tanto Yenían preocupando al
r
Llamában se estos in gleses Tomás de Ou tin , Juan de Aisell,
Estéban Buin, Nicolás Arentún
y
Roberto Bar y p ertenecían á la
expedición del capitá n Aserg uey.
(?)
De los in g leses y p echeling ues qu e fu eron ap resados por Martín
Vásqu ez de
lv~o ntiel
en el p uerto del Caimito de la I la Española
á últimos de Diciembre de
1620,
estando condenados p or el Gober–
nador de Cartagena á ser ahorcados , ocurrieron ocho
á
la Inquisi–
ción diciendo, quizás con á nimo de escapar á la mu erte, qu e desea–
ban hacerse católicos . Su s nombres según la ortografía usada en
los documentos inqpisitori ales, eran: Guillermo Biener, Tomás Ar–
bee, Juan Nicolás , Serbas Juan, And rés Jacobo, Estéb·an Ceygos,
Juan Juanes y Domin go Lorenzo. Con todos estos se tuYo audiencia
por separado en En ero de
162 r;
confesaron ser protestantes
y
pidieron misericordia. Absueltos
ad cautelam
y entregados
á
los
jesuitas para su instrucción, fu eron luego devueltos á la cárcel en
qu e les tenia el Gobernador.