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LA 11\QUISICIÓN
Habíanse hecho no pocas diligencias por la Inqui–
sición para prender
á
estos brujos ele Antioquía,
pero :- pesar de haber denunciados más de cien, sólo
pudieron capturar
á
cuatro
y
á
un negro
á
quien
para que confesase se le puso en el tormento
y
que
logró vencerlo.
Fueron condenados, como era nat1.ual,
y
admiti–
dos
á
recon ciliación con hábito
y
cárcel, se encon-
1raron con que no había donde guarda rlos, pues
como debíari andar con sa nbenito
y
todo el mundo
los conocía por s us deli tos, en ninguna parte .que–
rían recibirlos, bas ta qu e al fin consigui eron con
los «hermanos ele la Capacha)) que los tuviesen en el
hospital para el servicio de los enfermos.
1
Las difi cu ltades punto menos qüe insuperables
que se presentaba n para la ca ptura de tales reos, «en
tierra donde la menor mon eda es de oro)), con lo q'tw
no se podía hacer prisión que no costase más que el
esclavo; la cortísima in teli gen cia de aquellos misera–
bles
y
la falta ele medios para quedespués de condena–
dos pudiesen cumplir sus
sente ncia ~,
hi cieron á los
Inqui sidores propon er al Consejo qu e no se les pro–
cesase
y
que las ju s ti cia s seglares fuesen las enca r-
ritos, disciplina
y
catecismo evangélico de todos etiopes,
impreso
en Sevilla, en
1627,
en el cual se ene uentra descri to
in exte1zso
Jo que atañe
á
aquellos negros procesados por la Inquisición.
1.
Carta de 9 de Julio de
1622.
«Des pués de mucho acuerdo nos
resolvimos en que se pusiesen los cuatro brujos en el hospital ge–
neral
y
que en él acudiesen al cumplimien to de su penitencia,
y
aunque en el admitirlos, por el horror que ca usa el nombre ·de
brujos
y
ser los primeros sanbenitos que en este lugar se han visto
traer , hubo di fic ultade , las vencimos con nuestra industria y el
eEpeto que, por la bondad de Dios, se nos tiene».