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vara, una mesita muy pequeña,
y
una papelerita. de
media vara en cuadro, y no otra. cosa:
y
todo esto su–
frió y padeció por dar gusto
á
Dios, y obedecer
á
su
confesor, ejercitándose en la fé, esperanza y caridad, en
que fué extremada toda su vida; y asi con la esperanza
en la Providencia divina, le daría donde fundar el Ins-·
tituto Nazareno, para continu:).r y poner en ejecucion
sus ardientes deseos.
A estas incomodidades se siguió padecer un mal de
hijada, junto con otros ·achaques, que la pusieron en tér–
mino de no' poder coger la frasada con las manos, que
era todo el ajuar de su cama, y con los dientes la cogia,
y
atraía á sí, hasta que se abrigaba con ella; y todo lo
padecía y sufria
rt~on
gran paciencia, sin dar parte ni no–
ticia á la Madre'1f'relada de dicho Beaterio, ni á sus súb–
ditas; y todo por amor de Dios, y obedecer á su confe–
sbr, á quien miraba y respetaba; en lugar de Dios.
CAPITULO
IV.
DE COMO EL SEÑOR LE COMUNICÓ Y LE VISTIÓ SU SAGRA–
DA TUNICA Y DEMAS INSIGNIAS.
~n
la relacion que escribió de las
COSI\S
de nuestra
Venerable madre su confesor, el Padre Fray Blas Sua- -
rez, en el año de 1709, dice:-que la sierva de Dios. le di–
jo, había treinta años que estaba en aquella vocacion
presente, aunque en su mocedad no habia correspondi–
do
á
los llamamientos que el Señor le había hecho; ...y
se–
gun lo que
111-e
di6
á
entende1·, por su rnucha humildad,
(palabras formales de dicha relacion)
colegí que solo ha–
bía sido como la mocedad de Santa Teresa:
y <(pregun–
tándole yo [prosigue dicho confesor] q1l e de dónde le ·
habia venido á la mente el vestir el trage que trajo
Nuestro Señor y Padre
J
esus Nazareno, habiendo en el
mundo otros; me respondió la sierva de Dios, que ella
nunca lo había pensado: que estando una
no~he
en ora–
cion, vi6 que el Señor vestido con su túnica morada
lle~