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consideracion, había ingresado al Monasterio con solo el
per–
miso de
la abadesa, en quien no residía facultad para darlo, ·
agravandose este atentado por la falta de obediencia á su pre–
lado
y
por el atropellamiento hecho á la jurisdiccion; mandó
.levantar auto cabeza de proceso para la averiguacion
y.
casti–
go de este delito,.
y
ordenó que se recibiera
la
instruccion
sumaria, tomando declaracinn jurada á la -Madre Abadesa
y
Relijiosas,
y
nombrando de intérprete para este efecto al
D. D.
Marcelino Cleto Saez.
A continuacion de este auto, que
he
extractado sirvien–
dome de las mismas palabras del orijinal;; aparece una <dilijen–
cia en la cual·
el
notario dá fé de que el Dr. Saez, enterado
del nombramiento de intérprete, aceptó el cargo
y
juró por
Dios Nuestro Señor desempeñarlo
fiel
y
legalmente.
Acto continuo S. S. el Sr. Provisor se constituyó en el
locutorio de Santa Clara,
y
habiendo hecho c0mp:.u·eced1. la
Madre Abadesa. contra quien levantó el auto cabeza de pro–
ceso, le recibió juramento, que lo hizo por Dios N uestro Se–
ñor en una señal de cruz bajo el santo hábito que viste,
y
requerida so cargo de él para que dijese la verdad en lo que
supiere
y
fu ere preguntada CCJn arreglo á dicho auto, declaró:
que la criada Mercedes Laura, espulsada antes por jushs cau–
~as
que tuvo el señor Provisor, se había restituido al .Monas–
terio sin licencia verbal ni
es~rita
de éste,
y
solo con permiso
que la Abadesa le diú en vista de sus facultades económicas,
y
porque ·el señor Provisor, por condescender con los capri–
chos de la relijiosa Sor Maria Concepcion Infanzon, habia
desatendido las ju,;tas causas quP-
la prelada le espuso en dos
cartas particulares.
Preguntada despues si en los días de turbacion, en que
el coronel Lopera ocupó la ciudad, se escondieron algunas per–
sonas en el Monasterio: [hecho que no se menc.;iona siquiera
en el auto cabeza de proceso
J
contestó la Abadesa que solo el
ecónomo
D.
Remijio Jauregui entró á refujiarse en él,
y
que
lo admitió
y
mantuvo en un cuarto, del cual n() salió para
nada,
IJajo la inmediata vijilanr: ia de la vicaria de la casa,
Sor Nicol asa del Corazon de J esus Cardenas,
y
la madre ex–
abadesa Melchora de la Asuncion Castro,
pr,rque se hallaba
en peligro de ser fusilado por el coronel Lopera,
y
porque
sus predecesoras
habían observado en iguales circunstancias
esa misma conducta con los procuradores del convento.
Inmed iatamente compareei<J
la Madre Sor Melchora
de la Asuncion Castro, prestó juramento
y
dijo, respecto de