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el pr¿blema político, pues se encontraban allí reunÍ·
das la agricultura que ÍL1nda,
y
las armas que conser–
van, siendo los guaranis cultivadores sin tener escla_.
vos,
y
guerreros sin ser feroces: inn1ensas
y
sublimes
ventajas que debían á la religion cristiana,
y
de que
no habían podido gozar bajo el politeísmo ni los
griegos ni los ron1anos. L a república cristiana no era
absolutamente agrícola, ni del todo dedicadtL á la
guerra, ni enteran1ente privada de las letras
y
delco–
mercio; tenia nn poco de todo,
y
particularmente
abundancia de :fiestas .........Provistos abundantelnen-
te de todo lo indispensable
ó
necesario para vivir; go–
bernados por los mismos hombres que los habían sa–
cado de la barbárie,
y
á quienes miraban con razon
como
á
especie de divinidades; gozando en el seno
de sus familias
y
en su patria de los n1as dulces sen–
timientos ele la naturaleza, conociendo las ventajas
de la vida civil, sin haber dejado el desierto y los
atractivos de la sociedad; al nlis1no tiempo que con–
servaban los de la soledad, aquellos indios podían
gloriarse de que gozaban de una felicidad sin ejem–
plo hasta entóuces en la tiena."
Nuestros lectores habTán encontrado una bella poe–
sía; pero dirán, si estado en cuyos elen1entos consti–
tutivos entraban las annas, aunque no de la 1nanera
que entre los L acedemon ios para diferencjarse de
ellos, merecía llamarse estado
ó
Tepública cTistiana;
y
si los anteriores docmnentos permiten decir, que
lo~
indios estaban provistos
abwídanternente.
Si los após–
toles no pensaban sino en la
predica~cion
del evangé–
lio,
y
si en las lecciones y ejen1plos que dejaron, na–
da se encuentra ni de guerra, ni aun. ele agricultura
ni de con1ercio ni ele cuanto consume la polilla, muy
impropiamente se ha buscado un titulo, que no con-.
venia ni podia convenir á la República del Paraguay.
Otros podrían cuadrararle, para denotar y
caracter~zar
á
un estado laborioso, y si se quiere feliz, aunque
no particuJ arn1ento por
la abundo.ncia de sus fiestas;
pe–
ro no era su n01nbre
adecuado-república cristiana.
El
elocuente autor del
g.énio
del
cristiansmo,
así como se
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