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21

«

ni.o si en hecho ele vcnlad cstuvicrcmos oblio·aJ.os

t\

1c

ello, y yo enviaré una patente con

1

recepto de santa

<e

obediencia á que lo ejecuten puntualmente."

En otra carta de la 1nisma fecha pág.

285_,"N

o fal–

ta quien me avise que el P . 1\Ionte inos ha dicho, quo

ho leo las cartas de esa pro,"i.ncia ni n1e acuerdo de

ellá. V . R . averigue bien si pasó así,

y

si hallare quo

lo dijo, hágale dar un buen capelo en el refítorio con

la penitencia que le pareciese convenir; y sepan todos

que

pa~a

muy al contrario, pues todas las cartas que

llegan

á

mis manos de los hijos de la compañia, y en

éspcciál de los que están en esa

provi~1cia,

las leo den–

de la primera letra. hasta ]a postrera."

En otra carta de la misma fecha pág.

329.-N

o fal–

«

ta quien es de parecer, que couviene vender algunas

1c

de las haciendas del colegio ele Lin1a, que son de–

masiadas las que al presente posee, y éon el precio

»

pagar las deudas de que está cargado. Yo me incli-:

1c

no mucho

á

esto; pero deberé advertir, que con el

1c

p1'ecio de lo que vendiese, no se püeden pagar otras·

1c

deudas, sino las que se hubiesen contraído para corn–

ee

prar otros bienes estables, que a1 presente posea el

te

mismo colegio. V. R. considere bien y consulte lo

«

que en esto conviene hacer, y ejecute lo mas acen–

(( tado."

En carta ele

14

ele Octubre de

1629

pág.

346-"N

o

«

conviene que se acepte la donacion que

J.

Gomez

t"<

h izo al colegio ele Arequipa de una hacienda, con

ce

condicion de que asista un :!?adre y

tln

hermano en

ce

el valle de Vítor, donde esta la dicha hacienda, y

ce

que todo lo que resultase de los frutos, sacadas las

« costas, se divida en dos

pai~tes,

la una para nosotros

«y la otra para obras pías. La parte de ,hacienda que

«

nos deja la mujer del dicho Gomez, sin condicion

1c

níhgüna~

se admita,

y

cuando estemos en posesion

«

de

ella, V . R . 1ne avise, para que veamos las nl,isas

ce

y

coro:qas que se han de decir

pox

ella.

379.

IIan visto ya nuestros lectores, hasta donde

llegaba el cuidado del P. general de la compañia en

saber, sentado en su aposento de Roma, cuanto pasa-