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1855,
6
el Ejecutivo descuida
darla inmediato
cum.
plimiento, nos resignaremos tristemente a contem·
plar, dia por dia , el daño que ocasionen, lamentando
no se haya aprovechado por los representantes del
pueblo y nuestros conductores políticos de
un
oon.
sejo saludable.
Hondamente agitada la Europa con las osadas
predicaciones de Martín Lutero; quemada por es·
te públicamente en Wittenberger la bula de exco·
mnnion de Leon X; sin r esultado favorable la recon·
r.iliacion insinuada por Oárlos V, en la dieta de
W orms, entre el Pontífice
y
el reformador; la líber·
tad de conciencia proclamada derecho del hombre
en Odensea; el espíritu de libre exámen se propaga·
bu rápidamente cuando Loyola y seis de sus condis–
cÍpulos fundaban en los subterráneos de la iglesia de
~1ontmartre
la Compañía de Jesus, destinada
á
ser–
virle de barrera infranqueable.
E~tablecida
sobre los despojos de la naturaleza
humana, que la obediencia pasiva no otra cosa sig–
nifica 8ino el anonadamiento de nuestro ser; conver.
tidos sus miembros en dóciles instrumentos, en
agentes solícitos de un solo plan, de un solo desig–
nio, fácil es adivinar la fuerza con que semejante aso–
ciacion combatió desde el principio los obstáculos y
se abrió camino por en medio de las mayores difi.
cultades.
Teniendo ad8lnás una flexibilidad exquisita de ca.
r ácter, conciencia sin escrúpulos
y
una moderacion
extrema; transigencia para con el vicio y suavidad
en la penitencia, se comprende la 1·apidez con que
es tos confesores acomodaticios se ganarían la esti·
macion de los Príncipes
y
de sus privados
P edagogos, si tal nombre pueden merecer los que
se apoderan de la juventud para. modelarla
á
su sis–
tema
y
esplotarla
á
&u antojo
1
tuvieron
7
desde su
es-