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HISTORIA
ECI~ESIÁS'l'JCA.
Nicólás I mandó dos legados
á
Constanti–
uoplá
para
informarse del asunto;
y
aun–
que éstos, seducidos ó violeutados por
l?ócio, pronunciaron Ja deposición de San
Ignacio,
informado el Poutífice de lo
ocu–
rrido, excomulgó
á
los legados, depuso
á
Fócio
y
decl:
:i.róque San Igmwio
era el
Patriarca
legítimo.
Entónces Fócio atacó
abiertamente
al Papa
y
á
la Ig'le:sia
Rom~·
na: negó la supremacía de houor
y
juris–
dil~cióu.
del
01.}i~pµ
de I-toma, vituperó
fa,
disciplina
de los
occidenta les, acusánd0los
del uso
del
pan
ázim0
y
de
halHn·
introdu- .
cido en el s5m bolo lft pa.la.bra
Jl'ilioqu,e,
lle–
vó Ja temerh ad has ta excomulgar al mis-
mo
Pc;mt
(
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)a · n o e itHlependien-
te de Ro ·
·aucipió este fun t:> sto cisma
q\1e
ha::sta
. sepa ra
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J1 ~desia.s.
Pa-
ra
poaev
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cj,
•te
es~á. 1Hlalo,
el Em·
perádor
asi
l10
el
Mace(lonio. sucesor
rle
Mig·nel III, iíe acuerdo con
el Papa,
couvo.
có el octa,vo Concilio General, cuarto que
se célebró en Constantinopla
(869).
Esta
~samblea
condenó
á
Fóc1o, repuso
á
San
J
gnacio en el Pa;triarcado
y
reconocí()
la
supremacía de
la
Santa Sede. A la muerte
de San Igna.cio Fócio que se 11,a.bía atraído
el favor del Emperador, fué reconocido co–
mo su sucesor, ofreciendo :veconocer la su–
premacía romana; pero babiend9 promoví·
do nuevos didturl>ios, el Emperador Leon
el Filósofo le hizo encerrar en un monaste–
rio donde murió. Las dos
Iglesias
conti-