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Jl:ISTORtA ECLESlÁSTlCA
c
1
ina. Pero un partido formado de rigoris–
tais y fanáticos rechazó esta elección, acu–
saado al Obispo Félix de
traditorr;
y
.s
ste–
niendo que los Sacramentos administr dos
po-r loA
her~je8
eran nulos, desconoció
á
Ceciliano
y
eligió
en su lugar
á
lVlayo'.I'iano.
E:x,aminada la
cuestión
por órden
<le
Cons–
tantico en Ca.rtago, ltoma
y
en nn nume–
roso Ooneilio que se reunió en Arles, fué
condenado el partido de Mayoriano, que
exaltado ya,
y
no queriendo someterse
á
la
resolución del Concilio, apeló
á
la autori–
dad det Emperad(i)r. A
l~,
muerte de 1\ia–
yoriano sus partidarios eligieron
á
Dona.–
to,
á
quien llamaron el
granrle
y
que dió
el nomb
~
s eta (314).
A
nque
Cons–
tantino ali
~
adrmí ·d0 e
l
di-:igusto
la
apelaci6
:andó
qt1e
la cuestión se vol–
viese
á
am-
™'
~n
Milañ:
y
habiendo
si–
do nuevam.ente condenados
los
Donatistas,
se promulgó contra ellos l:)everas penais ·
que no produjeron otro
resultado
que exci–
tar los ánimos y aumentar los desórdenes.
Perseguidos los Donatistas
y
desterrados
:sus prin.cipales
jetes,
a.tac.aron
á
los Cató–
licos
y
cometier0m las ma,yores crueldades,
principalmente en
la~
Iglesias <le Numidia
y
Maiuritaniai,
hasta
que
tratados con algu–
na benignidad volvieron muchos al
se.node la Iglesia. E .l gran San Agustin fué el
que más contribuyó con sns
elocuent~s
discursos y sabios escritos
p~ua
la conclu–
~ión
del Cisma. Finalmente un Concilio