POR MANUEL
l\'.l.
SALAZ.\R.
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que f11esen q':J-itadas d9 las
iglesia.s
(737)·
San. German Patriarca d('I Constantinopla,
q_ue Be
opuso
á
esta
medida,
perdió
so, silla
y
1
urió en el destjerro; tos católicos
fieleR
al antiguo Ctllto fueron
perseguido~;
se
ejerció
contra ellos,
principalmente
contra
los
monjel'l,
la
inás
:refinada
crm.eld~d,
y
los
satélites del heresiarca recorrieron el Im–
perio profanando los templos, qn,emando·
fas cruces y destrmmndo
las
efigies de los
Santos venerados por
lo~
fieles; por lo que
se llamó
ái
estos
her~jes
lnoclastas,es
decir,
rom.peaores de
irnápenes.
Mnerto LeQn el
Isanric@ su¡.;
inmN
ia.totil sucesores
ía.vo–
recieron
J
ai
h e
·í·i ·
y
la
persecttciónr
contra
Jos
católicq~
·
H
hasta -qg.e fa Empe–
ratriz Irene,
<lese~
ndo reS:tab1ecer la
tra.n–
quilidad
e1
::.-
a
l
sía~
pidió al
P~.pa
Adriano que convocase. el séptimo
Co1rni -
lio General,
seguuf
o que se rennió en Ni.–
cea. Esta
a.~mmblea
condenó
á
los Icono–
clast~s
y
re~tablecio
el culto de las
imáge~
nes (787
).
A la muerte de Irene los here–
jes,
sostenidos
pór
el
.Emperador Lf'on el
Arme1üo, suscitaron nnevos
disturbios
y
volvieron
á
perseguir
á
JoB
católico:s; pero
flleron por segundllli vez condenados en
tiempo
de
la Emperatriz Teodora por un
Concilio
celebrado en Constantinopla.
Cisma ele
lo~
Donatistas.-A la
mue.rte
de lHensurio
Obisp~
de Cartago el pueblo
eligió al diácono Oeciliano, que
fu1é
consa–
grarlo por Félix
Obisp~
de una ciudad ve-