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HISTÓRl.LtECI
ESI.Á:STl'JA.
~
gó
el
interés de
los
S{)beranos
y
de Ja no–
bleza, defendió
la
iudP-pendencía
de Jos
Obi8pos
y
llamó al pueblo
a1
exámen
d~
]as
creencias. Bien
pronto se vi6 Ja
Ale–
mania
conmovida,
y
muchos
pueblos
aban–
cl.onaron
la
fé
católica para afiliarse en la
nueva creencia. Juan
Federico
de Sfljo–
Jília
y
Ji,elipe
·Langrave
de
HeRse
form~ron
la
Liga Protesta.nte,
á.
la que
concurrieron
la
mayor parte
de
bt8
cin<fa,rlf'i~
librf's,
p~ra
defenderse de
la
Liga
Católica eompues...
ta del
Austria,
la Bavíerá
y
de los
Prín–
cipes
Obispos.
Así se
encontró
la Alema–
nia
dividida en
dos partidos:
el
católico
y
el
reformista!
que se
hostiliz1tron
recípro–
camel\\t .
Reunido~
lo$
il?rincipes Católi–
cos en
l
·
{\e Spira
dieron ·
un
decre·
to
para
con ner
1011
pr<l>r.;r sos de la R{'for–
ma~
perQ n
íncipes Lute a.nos protesta.–
de la
resolución
ele
J:t
Dieta;
por lo
qn:e
fue–
:r;:on
llamados
Protestante!-1.
norn
bre que
has.
ta el
·día
han conservado
los
sectarios,
y
aÍn 'bos partidos se prepararon rpara 1a Ju–
cha.
Confesión
(('e
Ausbur~·ó.
-En vista de es–
ta
ac.titu<l amenazádora el Emperaoor re–
solvió atraer
á
los
Protestantes
al seno de
Ja Iglesia.,
y
los invitó
á
la
Dieta
de Ans–
burgo,
á
Ja qne concnrrieron l<;>s
represen–
tantes de
ambo~
pa tidos (1530).
Lo~
Pro–
testantes
preAentaron
en ella nri&
etonfü.sión
escrita
por
Melauchton,
el
más hábil
de
su~
teólogos,
·y
apro.bada
por Lutero;
~