· POR MANUEL
M.
SALA:ZAR.
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guerrero
y
religioso que dominaba
á
las
naciones de Ja Europa Oécidental durante
la Edad
Media;,
2ª la necesidad de · preve–
nir
una nueva
invai~ión
con que los M11sul–
manes amenazaban
á
la Europa; ,
3~
el de–
seo natural en Jo¡;¡ cristianos de
visitar, sin
estar ·expuestos
á
las vejaciones
y
maltra–
tos de
!os
Turcos,-
los Santos
Lugares
don–
de se habian ·
-verificado
los
admirables
misterios
de la
Redención; y
4~
el
pern~a
miento de reconquistar del poder
d~
los in–
fieles
esos
sitio~
venerandos que ellos ha–
bían
arrebatado
á los cristianos
por medio
de las
arma~.
Aunque
tas
e:xp
di~iomes
fueron nume–
rosas los hi
·t
r·
ores las
han reducido
á
ocho que
son
a
priucioales.
Prime1·a
er ·.
la.-llaGía
tiempo 'que se
había
hecl · general en
Enrópa
la idea de
una. cruzada,
y
varios Pontífices babian
querido realizarla,
principalmente Grego"
rio
VII;
pero las dificultades con qu:e
tuvo
que luchará causa de la guerra de las
In–
vestiduras,
no le permitieron realizar sus
designios.
La
gloria
de
promover la pri–
mera cruzada
tocó
á
un hombre
oscuro,
llamap.o
Pedro el
Ermitaño,
natural
de
.Amiens. Exaltado por el sentimiento .reli–
gioso,
había hecho
la .
peregrinación
á
los
Santos
Lugares, en donde,habia presencia–
do
y
sufrido los padecimientos que 1,os Tur–
cos prodigaban
ái
los
cristianos. A
la
vista
de
tantas
vejacioJ}es Pedro
el
Ermit~ño
se