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HISTORIA ECLliSIASTICA
Siglo · pasar. Por otra <par te cenian Superiores )
~
XVII.
Xefes revestidos de diferentes grados
de au
turidad para gobernarlos, instruirlos ,
formar
sus
talentos, ,
discernir sus inclinaciones,
di~
ri gir sus pasos en
las sendas de
la
perfec·
cion ,
y
tornarlos .
á
su deber si se
ex~ra·
/
'Vi
a
bao de ella.
Así
que en estas
compañías
respetables , el espíritu del órden lo
presi·
dia todo ,
todo lo reglaba
y
velaba
s0bre
tqdo
el
cuerpo
y
sobre
todos los
miembros,
sin permitir que se mezclase cosa
alguna
impura ni extraña
á
las leyes que
habían es·
t ablecido , ni
á
los principios de la
moral
evangélica, que eran el fundamento
de ella.
Pero
no había lo
mi smo
en otras
aso
c iaciones
formadas
casualrnente por
el
esp͕
ritu de singularidad ,
con
el qual no
tard6
en
unirse
el
espíritu de
Iibertinage
con todo
lo
impuro
y
tnonstruoso que
hay
en
él.
Sin
regla ,
sin
principio ,
sin
objeto
razona•
ble
·y
sin fin Úr- il no podian ménos de
pa•
rar en
la
confusion
y
desarreglo.
En
va no s~
proponian exceder en la perfeccion
á
Jas
so•
ciedades
aprobada~
en
la
Igle~ia,
y
hacer
obscenracion
á
la
vista
del
mundo d e la
im:Í·
)
gen de una virtud mas desinteresada,
mas
desprendida de
los
afectos humanos,
y
mas
enemi ga
de todo
lo
que
gana
la
estim ~ cion
de los hombres ;
y
así no rardáron en
des-–
cu brise
y
desenmascararse.
N
o
er~
menes ·
ter