eEN~RA~.
!4~
1
!~n
· en meditar
sus lecciones,
~u
vida,
su~
Siglo
~lfri~ientos
;
y
en
fin
que por
una conse-
XVII.
~i.iencia
del estado
feliz
á
que
est~n eleva(~
os,
1
~o
teniendo que temer mas el fuego de la$
~asiones
,
la turbacion de los sentidos, ni las
wtcicdades de
la carne, pueden abandonarse
x~
las
inclinaciones
y
á
los institutos
natu- ·
1
tles ,
como
si su
alma estuviera desde cnt6n-
1es
separada
del
cuerpo.
Bien se
dexa
ver
;
d6~de
va
á
parar todo esto. En efecto , en
\ práctica los Begnardos llevahan las co"se-
üencias de su
abominable
doctdna
tan
ade.
tnte
c~mo
podian
llevarla~.
Nos
hemos
ex•
«endido
algo acerca de estos hereges por dar-
1
conocer la
~emejanza
que
se
hall~
entre
!Hos
y
los
Quietistas modernos. Sus
erro-
11es fuéron condenados
coo
los de
otros
mu•
l:hos
Sectat~ios
por
el
ConciliorGeneral
de Vie–
.. a en
1 2
12.
L~
falsa espiritualidad ., que
es
un
exce–
~o
y
un
~buso
de la
verdadera '
casi nun–
~a
dex6
de
tener
seguidores ocultos
6
pú–
blicos ;
y
fuéron mas
comunes en
los
últi_.
mos
siglos ,
d_esde
que
ha
b_iendo
dexado
el
trabajo de
mano~
loi
Religiosos , particu–
larmente
los .de las
nuevas-
órdenes, se ha–
bian
dado
á
la cóntemplacion
y
á.
la ora–
cion
ment~
1..
En
este
exercicio ,
por
piado'!"
so
y
saludable que
sea ,
se
hft \la
expuesta
•1 alma
6.
ilusiones
m u
y
peligrosas
y
por
K 3
des-