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do~
pnr
ciendficos
y
virtuosos ,
que
se
ha-
Sigla
bian declarado contra la signatura del for- XVII.
mulario, pt rseveraban en su oposicion. De
los motivos de su conducta ya hemos
hecho
mencion , esto es, que la infalibilidad de
la
Ie l e~ia
no se extiende
á
los hechos no reve-
._
lado<; :
que las juntas
del
Clero
no
tienen
autoridad sufi ciente para establecer una
ley
de .
esta naturaleza,
y
mandar
su
execucion:
y
que el Papa reprobaba el
zelo
de
los
Obis–
pos de Francia.
En
quanto
á
este último
punto se
apoyaban
en
el silencio
que ·Ale–
:xandro VII guardaba' consta·ntemente tocan–
te
al formulario ,
despues de
ocho
_Ó
nueve
años de disputas sobre él en Francia,· sin
~rn bargo
de
haber tenido
mas de una
ve%
üca sion de
hablar
de él en sus
Breves.
Pe–
ro estos Prelados
y
los que seguían su
exenl–
plo no
consideraban , que este
silencio
del
Papa estaba
fundado sobre una de las má–
"1mas recibidJs en R.oma ,
y
conocidas
de
todo
el mucdo ,
coHcernientes
á
]a autori...
dad de la Santa Sede ,
y
á
la de los Obis–
pos ,
máxímas en perjuicio de las quales es–
ta Corte
no
hace
jamas
la
me.nor
insinua""
cion :
y
que el probar expresamente la fór–
mula· de fe propuesta
por las juntas del
Cle·
ro
hubiera
sido
el desmentirlos. La
prueba
de que el silencio
de
Alexandro
VII
no
te•
nia
otro
motivo, _es el
breve .fulminante,
·
·
E 4
es...