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HISTC)RIA
ECI..ESIASTICA
~iglo
el
espíritu
de partido '
las penas
pronuncia-
XVII. das
co~1tra
los que se
negasen
todavía
á
so–
rheterse ,
corresponden
á
la
in1portancia
de
estos
n1oti vos.
Estas
eran
la
Í¡Jpetra
de
los
beneficios por
aquellos
en
qúicnes
se
hJ.n
pro..
visto , la inadtnision
á
los grados académi
cos
para aquellos
que
los pretendan ,
y
1
privacion de todo encargo
y
en1pleo
en las
.casas
regulares_de los
Religiosos.
Pero
Iéjos
de
caln1ar los
espíritus
esta declaracion ,
ex–
citó nuevas
quejas'
y
fué
causa
de
salir
una
multitud
de
libelos
y
sin
n1oderacion
alguna.
Acometían
en
ellos
el fonnulario del
Clero
en
5U
substancia , en
su
objeto,
en
sus
efec–
tos,
y
en
la autoridad
de
donde
babia
di·
manado.
Se
decia ·
que
en
Roma
el
Papa,
los
Cardenales ,
y
los
Teólogos
mas
ilustrados,
desaprobaban la
empresa
de
los
Obispos de
Francia:
llamaban
persecucion
y
tiranía
á
la
obligacion
impuesta
á
todos
los
Eclesiás...
ticos de firn1ar la
nueva
f6rmula ,
y
se atri–
buil
~]
proyecto ,
y
Ja
execucion
á
los
ar ....
tificios de
una
sociedad
poderosa
que
que...
ria
servirse
de ellas
p;:¡ra perder
á
los
que
aborrecía~
y
de quien
los
Obispos,
y
el
r"-~Y
n1isn1o
eran
solatnente
los
instru–
D1entos.
Lo que pJrecia qne
autorizlb.1
á
los
Au·
tores
de
es to s e:)critos,
y
daba peso
á
sus
reflexíones es, que n1uchos Obispos
reputa–
dos