un Ré'ligioso. Tenia que gobernar una Dió- Siglo
)is inmensa, pues ·· que
el
número de
Cura- XVI.
>
que
encerraba subia casi
á
mil nove-
:ntos,
y
en esta Di6cesis una Clerecía
igno~
t1te
y
desarreglada que reforn1ar, un Pue...
o
grosero
y
supersticioso
que
instruir,
y
abu-:-
s de toda especie
que
cortar ; tal era
la
.sta carrera que se abria
á
su zelo , la
que
corrió enteramente , sin espantarse de los
>stáculos que ' encontraba casi
á
cada pa-
'• Visitar las Parroquias de las Ciudades
y
~
los I .. ugares , instruir
á
lo-s Pastores de
excelencia de su estado
y
de la extension
!
sus obligaciones, separar del vicio
á
los
clesiásticos que deshonraban la Rcligion
:>n
su
vida escandalosa, inti1nidar con ame–
azas ,
y
contener con el rigor de las penas
:anónicas
á
los que por su tenacidad resis–
[an
á
la suavidad,
predicar , catequizar,
1ntar Sínodos, velar sobre todos los que par–
icipaban de
las santas
funciones del
minis·
erio
espiritual
con qualquiera título que fue-
e , no descansar de las fatigas de afuera,
si·
lO
con la oracion
y
el
.estudio.,
y
en fin
1
untar
la austeridad de la penitencia
á
la ac–
ividad del zelo
y
~
las solicitudes de la ca–
idad pastoral :
ésta
fué la vida
que
traxo el
leligioso .Arzobispo desde
su
entrada en e\
3.
piscopado ·
hasta su
abdicacit)n.
El Papa Pio
lV.
habiendo
dispuesto
la
con-