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HISTORIA
~CLi!SIASTICA
Siglo
clavos de hierro para no deslizar en los
p~
XVI.
ñascos,
y
mantenerse en
las
orillas de los pre
cipicios ., no· hallando para comer: sino cas
tañas
pilonga~
,
para
beber sino
agua.
cle .'llie
ve,
y
para
dormir
sino
la tierra
.deshuda.
E1
tnedio
de
todo ésto
no
tenia
otro· pe$ar
qu
el de ver los
estragos
que
habían ·
causadc
en ·
estas partes distantes de
su
Diócesis };
heregía
·y
las costumbres licenciosas . de
lo
Curas. Sufria
estas.
fatigas con
un : valor pro·
digioso. Despues que
llegaba
á
un
lugar pre·
dicaba-, explicaba
el
catecismo,
confes~ba,
)
escuchaba con bondad
á
todos los qu_e se
di
rigian
á
él
para
confiarle sus
tr~ba
jos , 6 l•
descubrían
sus
necesidades ,
y
siempre
_los en
viaba con5olados
y
socorridos
este
caritati
vo
Pastor.
Pero sobretodo durante la peste, que de
S()l6
la Ciudad de Milan por espacio
de
quatro .
meses en
I
5
76,
fué quando el
santo
Cardenal mostró
hasta
qué punto
puede
lle·
gar
el
valor
y
la
caridad
de
un
verdade-
·0 0
Obispo-.
Apénas se
manifest6
el
contagie
abandonáron
la
Ciudad Jos nobles ,
los
ri·
cos , ·
y
los ciudadanos· acomodados ;
solc
quedáron
los _artesanos
y
los ·pobres: hizo el
mal progresos rápidos,
y
bien
pronto no ofre–
cia · Milan mas
que
la doble imágen de ur
hospital,
y
de
un
cementerio
adonde estan
confundidos los
moribundos
y
los rhuertos.
Se