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HISTOR lA ECLESIA STI
CA
Siglo gal, que se le destinaba
á
la Iglesia. Miéntr
X\' I.
estuvo
baxo
su direccion este
Augusto Di
cí
pulo
nada
oh·idó de todo lo que podía
fo
mar su entendimiento
y
su corazon. ·En
1
5' 5 :
habiendo vacado el Arzobispado de
Brag
)a
Reyna
Catalina de Austria, viuda del R(
Juan III.
y
Regenta de Portugal durante
1nenor edad de su nieto Don Sehastian ,
Princesa de una grande
piedad,
puso los oj<
en el célebre Luis de
GrJnada
su Confeso1
para ocupar esta grande
Silla.
Mas por
m~
instancias que se le hiciéron , no fué pos
ble vencer su repugnancia. Tocada la
Reyn
de su resistencia , le pidió un sugeco que
tl
viese las calidades ·· necesarias para
este
ern
pleo
importante. Luis de Granada le
señal~
á
Don BarroJome como sugeto que crei.1 ("
n1as digno.
~1as
fué necesaria
toda
la auto
ridad de la
Prince~a
,
y
toda la de sus Su
periores para vencerle
á
encargarse de un pe
so que
juzgaba
superior
á
sus fuerzas ;
~ ]
n1iéntras que el Arzobispado de Braga
esta ·
ba
solicit3.dopor
los
Señores mas grandes de ·
Reyno , se ofreció
á
dos buenos Religiosos
de los quales el uno se obstinó en no admi ·
tirio ,
y
el otro no
le
aceptó sino contra st
voluntad.
Don
B;lrtolome
de los Mártires
mudando de estado, no
mud6
de
costun1brés
y
conservó en la dignidad elevada del Epis·..
copado
el
I-Iábito
de su Orden
y
la sencille;
dt